“El primer puñetazo me lo da por la espalda después de discutir”, relata María, de 47 años, que por aquel entonces tenía 27 y llevaba dos años de relación con el que fuera su pareja. Estaba dispuesta a dejarlo, pero no pudo. “Se puso de rodillas mientras me suplicaba que no le dejase y me aseguraba que no volvería a pasar”.
María no quiere mantenerse en el anonimato porque ya ha callado bastante. De hecho, hace hincapié en revelar su nombre completo, María Vidal de Llobatera Ponseti, porque su familia ha permanecido a su lado siempre, desde cuando la venda estaba pegada a sus ojos hasta que se cayó.
La mujer tiene una mente muy compleja y un corazón un poquito más. Nunca he sabido por qué permanecen al lado de esos hombres. Es un tema que me hace enojar mucho.
Un abrazo.
-Sara O. Durán- Según hemos oído, al menos en este caso para esta mujer existía un dependencia económica, pretendía no desestructurar a la familia, hasta que se dio cuenta que no podía seguir viviendo así.
Un abrazo
Esa violencia despierta mi peor lado, no sabría contenerme de presenciarlo. La violencia siempre es deleznable pero contra las mujeres o los niños duele mas. Un abrazo
-Ester- También es incomprensible para mi, y se me ponen los pelos de punta cuando oigo estas atrocidades y la pena que les imponen es ridícula, en ocasiones simplemente el alejamiento.
Un abrazo
Por aquí ya se extralimitaron, pasaron directamente a matar, desaparecer, quemar y más aberraciones incomprensibles. A pesar de las varias denuncias y el botón antipánico cada día esto es más terrible. Y la justicia hace muy poco… Saludos.
-Rosa María Esther Favale- Voy leyendo las noticias de Argentina en el ordenador ya que estoy suscrito a Infobae.com y me voy enterando de muchas cosas que por ahí pasan, desgraciadamente las autoridades en ocasiones, vuelven la cabeza para no ver.
Saludos
Es una lacra que nos invade y contra la que toda lucha parece insuficiente. Es desesperanzador e indignante ver cómo, por más medidas que se implanten, los casos siguen y siguen sucediendo.
Un abrazo, Jubi
-bisílaba- Parecía que últimamente este tipo de violencia había mejorado un poco, sin embargo después de la pandemia se están dando más casos y las penas cada vez son menores.
Un abrazo
Vamos, «la maté porque era mía», sigue en plena vigencia y potencia. Eso desde el inicio de unas relaciones, aunque sea de muy jovencitos. Mi pregunta ¿disfruta el maltratador cuando la emprende a bofetadas, patadas… y otros elementos de tortura?
Porque tampoco parece vérseles muy felices, pues al parecer toda clase de gritos y denuestos acompañan a las palizas, y esto no da idea de asomo de felicidad. Que no sean bestias e inicien su rumbo en solitario si no son capaces de vivir en pareja.
-Frajayo- Esa pregunta de si disfruta el maltratador, es difícil de responder, pero por lógica debería de ser que si, aunque por lo que he leído no está nada claro, por lo visto consideran a la mujer como un objeto que es suyo y hacen lo que les parece, volviéndose cada vez más violentos.
Ojalá se pueda terminar con esta violencia de una vez. Pero en vez de atenuar las penas, como están haciendo. endurecerlas más.
Nunca he comprendido la dependencia de algunas mujeres al hombre Emilio. A mí me darían la primera bofetada, pero no daría opción a la segunda.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
-Laura.M- Es lo lógico que en el momento que se reciba el mal trato se abandone a esa persona, que ni siquiera puede llamarse pareja.
Y desde luego la ya desgraciadamente famosa ley del «Solo sí es sí» han metido la pata totalmente.
Un abrazo
Durante años, la respuesta social al maltrato fue mirar hacia otro lado. Hoy, afortunadamente, hay más personas sensibles ante semejante lacra que convierte en infiernos los hogares; y son cada vez más las mujeres que, sabiéndose apoyadas socialmente, buscan salir de esa situación de terror permanente. Ojo, que no es fácil, porque muchas de ellas, vejadas y anuladas años y años, son esclavas de una situación que las hace impotentes.
-Una mirada…- Es una lacra que no termina e incluso parece ser que últimamente ha repuntado, me da la impresión de que parte de la culpa ha sido del aislamiento como consecuencia de la pandemia.
Me he acordado de Ana Orantes, aquella valiente mujer que denunció en la televisión andaluza años y más años de maltrato y, trece días después, su marido la mató con tamaña crueldad que se me encoge el corazón.
-Una mirada…- No conocía este caso, se cabrearía todavía más por haber contado todo por televisión y por ello terminó matándola.