El turismo de borrachera llega a Madrid.
Ruido, peleas, suciedad, descontrol… son el fruto del turismo de borrachera, que cada vez tiene más profusión en Madrid, sobre todo entre extranjeros. Por una pequeña cantidad de dinero muchos «relaciones públicas» ofrecen peculiares rutas etílicas todos los días del año. Como siempre, las principales víctimas hígados aparte son los vecinos.
Hola, yo no etiendo a esta gente que en su pais son tan educados y formales y vienen aqui y a ¨desmelenarse¨ por decir algo, flaco favor que le hacen a las ciudades donde estan.
Besos.
-Piruja- Vienen ya que el alcohol aquí es más barato, al estar fuera de su país se sienten libres y se crecen soltando todas las inhibiciones que tienen en su país de origen, al estar fuera de casa nadie les controla.
Besos
Hace años que hay un turismo deplorable junto al de siempre, cultural o de ocio o gastronómico. Penoso.
-Magda- Y la pena es que esto no va a mejor, al contrario se les permite la mayoría de atrocidades ciudadanas que cometen.
Saludos
A quien le toca en su casa una calle o plaza así, está servido. Yo conozco calles que eran tranquilas, pero empezaron a poner bares y se convirtieron en un infierno para los vecinos. Yo misma, cuando nos mudamos aquí, pusieron un bar que cerraba a las 9 de la noche, pero el mismo bar ahora, con otros dueños, cierra a la 1 o 1:30 y, además, tiene terraza, que antes no la tenía.
-Senior citizen- Ese es el problema, que al que le toca, le fastidian a base de bien, ahora, al menos en Zaragoza hay otro problema añadido. A raíz de la pandemia se autorizó a los bares a sacar terrazas a la calle invadiendo aceras y plazas de aparcamiento y en algún caso no se puede pasar con un carrito o un coche de niño por la acera, teniendo que bajar a la calzada para poder pasar.
Es lo que tiene tener un turismo barato y una venta de alcohol que en su país no pueden pagar y aquí se ponen agustito, el turismo y los bares de tapas es nuestro negocio nacional, ¿que dicen los empresarios del vino/cerveza cuando se les insinua que se les va a poner un impuesto al alcohol?, ponen el grito en el cielo.
-emilio- Una de nuestras mayores economías es el turismo y los bares, si esto falla nos vamos a paseo, por ello es muy difícil erradicar este turismo de borrachera.
Tengo suerte, los establecimientos de hostelería lindantes con mi casa son de tipo restaurante y lo más tarde a media noche de sábados o víspera de fiesta los clientes abandonan los locales, sin aparentes connotaciones de decibelios, a seguir con el resto de objetivos que habrán preparado para la velada. Pero en mi barrio, dejan dormir. Sin embargo en un par de calles próximas, imposible conciliar el sueño. Claro hay bares.
-Frajayo- También tengo mucha suerte, tanto en Zaragoza como en Broto estoy en urbanizaciones privadas, por lo que no existen bares ni restaurantes ni siquiera en las proximidades, hasta tal punto que en Zaragoza en verano con las ventanas abiertas nos despiertan los vencejos y las palomas con sus chillidos.
En Barcelona hace años que los vecinos de algunos barrios están hartos del turismo de borrachera ¡es una plaga infernal! ellos vienen a beber hasta no poder más por un precio muy barato y los vecinos no pueden dormir ni descansar en todo el verano. Deberían de hacer algo contundente con este tema.
Muchos besos.
-Montse- Las autoridades no deberían de ser tan permisivas con este tipo de turismo, ya que en realidad ninguna nación lo quiere.
Muchos besos
El mundo se ha convertido en una fiesta de excesos y basura humana. Necesitados del ingreso de recursos, los gobiernos permiten todo a los que llegan. Yo siempre he pensado que es más lo que quita que lo que deja ese tipo de turismo. Por fortuna la ciudad donde vivo no es turística, pues esos grupos son una pesadilla y no los tenemos que padecer. Eso es por todo el mundo. El respeto ya no existe.
Un abrazo.
-Sara O. Durán- Hay un refrán en España que dice «Lo poco agrada, lo mucho enfada», aunque en este caso incluso lo poco no agrada a nadie ya que ver a personas que no se pueden tener o tiradas en la calle, no creo que resulte agradable ni para ellos mismos.
Un abrazo
La solución es irse de Madrid…
O prohibir el turismo, porque la idea de prohibir el alcohol me parece un tanto extrema.
En fin, ya veremos qué hace el nuevo gobierno. O no veremos anda.
Saludos,
J.
-José A. García- La solución es controlar a las agencias de viajes que en su país de origen ya les ofrecen por el mínimo dinero el viaje y la estancia a muy bajo precio, así como rutas por los bares de la ciudad.
Saludos
No se toman las medidas adecuadas para luchar contra esta lacra. En algunas ciudades hay una absoluta negligencia por parte de autoridades, o ¿acaso no hay horarios establecidos para ciertos locales? que se cumplan, ni más ni menos. Pero no hay voluntad. Y lo pagan los vecinos. Abrazo.
-Sabius- Deberían de obligar a los ayuntamientos a controlar este tipo de turismo, obligando a los establecimientos hoteleros y cafeterías a cerrar en un horario normal, controlarles los ruidos para evitar molestar a los vecinos y en definitiva proyectar una imagen positiva de una ciudad con total supervisión.
No hace falta observar el comportamiento de determinados turistas, que hay aborígenes que hacen lo mismo corregido y aumentado; solo hay que acercarse a las zonas de marcha y aledaños.
-Una mirada…- Muchos nativos se aprovechan del desorden que hacen los turistas forasteros para campar a sus anchas.