Cuando la pensión no llega para una vivienda digna y propia.
Las solicitudes de personas jubiladas para acceder a viviendas compartidas se han triplicado en el último año. «Es una sensación muy triste y desesperante», relata a la Sexta uno de los demandantes.
La situación cada vez es más frecuente. Personas mayores con escasos recursos económicos se ven obligadas a compartir vivienda. Francisco Richetti es una de estas personas. Jubilado, a sus 72 años, vive en un piso con otros cuatro compañeros.
Francisco fue presidente de la marca de vaqueros Lois en Estados Unidos durante una década. «He llegado a ganar mucho dinero sin preocuparme nunca de lo que gastaba, de lo que tenía en el banco (…) Nunca me hubiera imaginado acabar como he acabado», relata a la Sexta. Su pensión no llega a 800 euros, por lo que comparte piso con otros cuatro jubilados. «Es una sensación muy triste, muy desesperante, pero uno se tiene que amoldar a lo que hay», asegura.
Las solicitudes de jubilados para acceder a estas viviendas compartidas se han triplicado en el último año. Mila Julve, voluntaria de la asociación ‘Hogares compartidos’, asegura que hay «muchas peticiones». Comenzaron con un solo piso y ahora gestionan 13. «El año pasado querían entrar 400 personas, pero al final entraron 10», lamenta.
Ante esta situación buscan con urgencia propietarios solidarios. «Alquilamos pisos en espacios urbanos que tengan vida comunitaria, de 3 ó 4 habitaciones», explica, haciendo hincapié en que «no tener vivienda en la vejez es muy grave».
Crédito : La Sexta