Todos conocemos que es eso de obsolescencia programada (La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño del mismo, este se torne obsoleto, no funcione, y haya que comprar otro nuevo que lo sustituya, ya que también carece de repuestos)
Cada historia tiene un comienzo, pero pocas veces se le puede poner una fecha exacta. La de la obsolescencia programada, por increíble que parezca, sí tiene un punto de partida exacto.
El 23 de diciembre de 1924 se reunieron en Ginebra los principales fabricantes mundiales de bombillas, entre ellos compañías como Osram, Phillips o General Electric. Allí firmaron un documento por el que se comprometían a limitar la vida útil de sus productos a 1.000 horas, en lugar de las 2.500 que alcanzaban hasta entonces. El motivo, claro está, era lograr mayores beneficios económicos. Había nacido el primer pacto global para establecer de manera intencionada una fecha de caducidad a un bien de consumo.
Este acuerdo oficializaba una nueva era del consumo. A partir de entonces, los fabricantes incorporaron un principio en su modelo de negocio que quedó plasmado en un texto de la revista Printer’s Ink en 1928: “Un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”. En la década de los cincuenta se le puso un nombre: obsolescencia programada.
Vemos como un derecho tirar un objeto que no funciona
La publicidad ha jugado un papel clave en este cambio en nuestra psique que nos empuja a querer, por ejemplo, ese smartphone nuevo sin plantearnos siquiera si el que ya tenemos todavía funciona. “Si ves los anuncios de hace dos o tres generaciones, vendían que su producto era mejor, que su coche era más rápido, pero ahora a veces ni te muestran ese producto.
En la actualidad se presenta un caso opuesto con las bombillas LED que pueden llegar a durar hasta 25 años. Sin embargo, por el momento, sus ventas han sido bajas por tener un precio inicial mayor a las actuales bombillas fluorescentes, o incandescentes.
Existen muchos tipos de obsolescencia, las mujeres padecen una llamada «Obsolescencia por modas» este tipo de obsolescencia es la que vuelve obsoleto a un bien de consumo porque ha dejado de estar de moda. Por ejemplo los colores, las formas y los materiales de la ropa, que denotan la temporada de su adquisición. Esta modalidad de obsolescencia se puede aplicar a cualquier bien.
En 2025 se generarán 53,9 millones de toneladas de desechos procedentes de productos electrónicos, según la Oficina Internacional de Reciclaje (Bureau of International Recycling). Pero gran parte de esa chatarra no está a nuestra vista, sino en lugares como Agbogbloshie, una zona cercana a Accra (Ghana) que se ha convertido en un inmenso vertedero al que van a parar esos teléfonos, ordenadores o electrodomésticos que dejaron de funcionar y que era más sencillo reemplazar que arreglar.
O nos quedamos sin recursos y energía o llenamos el planeta de basura innecesaria”. En su documental Comprar, tirar, comprar, el economista Serge Latouche, partidario de la ideología del decrecimiento, lo expresa de manera más gráfica.
La obsolescencia por modas es un poco distinta, pues deja al cliente la libertad de seguir la moda o no seguirla, pero la de un electrodoméstico o un móvil no deja alternativa. El electrodoméstico deja de funcionar o el móvil se queda sin memoria. Antes era la batería la que marcaba el fin del móvil, pero ahora es la memoria llena.
Senior citizen Es cierto la obsolescencia por modas, deja al cliente el derecho a seguirla o dejarla, pero también es cierto que las modas cambian muy rápidamente y al cabo de un par de años, se nota perfectamente que esos colores, telas o las formas de la ropa, se ha vuelto anticuados, aunque es cierto que al cabo de media docena de años en un tanto por ciento muy elevado, se ha puesto otra vez de moda.
En cuanto a los electrodomésticos o los móviles o se es un manitas, o tienes que tirar el producto y comprar otro.
Pienso como Senior citizen, recientemente lei la cantidad de prendas que destruye y quema Burberry antes de bajarlas de precio, tambien lo hacen los agricultores cuando la cosecha de tomates es mayor que la demanda, Lo de los aparatos no nos deja alternativa, se estropea y hay que reponerlo y generamos mucha basura que es imposible de destruir. No se cual es la solución pero vamos cuesta abajo y en patinete. Un abrazuco
Ester Estamos en la época del consumismo obligados en muchos casos por los fabricantes de artilugios eléctricos o electrónicos.
Un abrazo
Hola, bueno esta claro que los empresarios «tienen» que ganar dinero si no se arruinan los pobres, por eso inventaron la reducion de horas hábiles en electrodomésticos y demás, sin pensar como hacen siempre en toda la basura que se genera con eso, pero claro eso a ellos ya nos les importa y a los gobiernos tampoco poniendo unas leyes para eso, en fin que vamos mejorando y así destruyendo nuestro medio ambiente, el caso es llenarse los bolsillos que eso si importa.
Besos.
Piruja Con un agravante que no he comentado, y es que retirar esos aparatos, lavadoras, frigoríficos etc, aunque dicen que se los llevan de manera gratuita, están cobrando en el nuevo electrodoméstico por reciclar el anterior, cosa que muchos de ellos no hacen.
Besos
Y llegamos a la gran paradoja: Por un lado se realizan campañas de protección medioambiental y se argumenta sobre el cambio climático y, por otro, se deja libertad a las multinacionales para que grandes zonas del planeta sigan siendo un vertedero.
Una mirada… La mayoría de esos aparatos tienen componentes que se pueden reciclar perfectamente, aunque es caro, pero a la larga es más barato que llevar todo eso a países donde cobran por dejarles que los abandonen en sus territorios.
Antes se zurcían los calcetines y se «cogían» los puntos a las medias… Ahora los tiramos y compramos nuevos… Los aparatos electrodomésticos están hechos para que duren exclusivamente el tiempo que termina la garantía y hay que comprar otros nuevos.
Hasta nosotros estamos programados para quedarnos obsoletos, ja, ja… Abrazos
Ligia Antes se aprovechaba todo, los pañales de los niños se lavaban y no se tiraban como ahora, los envases de vidrio, se reciclaban en los mismos establecimientos donde devolvían unos céntimos por cada botella que llevabas, se hacía limpieza de los montes y se utilizaba la leña que ahora se pudre en ellos…
Abrazos
Si, estoy al tanto de esto, una sirvengüenceria para mi manera de ver las cosas, en todo caso, que no lo vendan y pase a ser de nuestra propiedad, que lo alquilen por un tiempo definido, y si falla, que lo arregle el fabricante, en fin, algo por el estilo, es uno se los tantos sin sentidos con los que vivimos y que a mi no me hace ninguna gracia y que no acepto.
Salud
Genín Por regla general, el empresario lo que hace es tratar de ganar la mayor cantidad de dinero posible, le suele dar igual sus empleados, el medio ambiente, el reciclaje de los productos, el caso es vender y ganar cada año más que el anterior.
Saludos
Es más fácil tirar y comprar que pensar en cómo hacer para que continúe siendo útil.
Vivimos en un mundo descartable cubierto de basura, o en camino de serlo.
Saludos,
J.
José A. García Desgraciadamente así es. En cuanto a la basura, es como tener en un pueblo un precioso prado verde, e ir echando allí toda la porquería que nos sobra.
Saludos
Hemos organizado nuestra economía como una huída hacia delante que si bien creó riqueza en su momento, ahora se nos va de las manos. Somos demasiados y seguimos creciendo en número, pero es que el Planeta no da mucho más de sí. El reciclaje y las energías limpias ayudan, pero hace falta algo más, mucho más, y uno de los primeros pasos es terminar con la obsolescencia programada. Al principio, nos llevaremos un disgusto con la pérdida de empleo y de valor añadido; nos volveremos más pobres, pero a la larga creo que nos íbamos a alegrar.
Tawaki Entre que somos muchos y mal avenidos, estamos esquilmando el planeta y pronto nos quedaremos sin recursos por la gran cantidad de ellos que desaprovechamos.
Y el mundo se ha vuelto un basurero, con nefastos efectos.
Besos.
Sara O. Durán Desgraciadamente el Mundo, pronto va a cambiar de nombre y se empezará a llamar El Basurero y seguro que todos por este nombre lo vamos a reconocer.
Besos