Un pasajero le toca el hombro al taxista para hacerle una pregunta, el taxista grita, pierde el control, casi choca y termina subido en la acera, por un momento no se oye nada en el taxi, hasta que el taxista dice:
-Mire amigo, ¡jamás haga eso otra vez! ¡Casi me mata del susto!
-Disculpe, no pensé que se fuera a asustar tanto si le tocaba el hombro.
-Lo que pasa es que es mi primer día de trabajo como taxista.
-¿Y qué hacía antes?
-Fui chófer en una funeraria durante 25 años.
Muy bueno, menudo susto para los dos , ahora con las mamparas es complicado tocar el hombro del taxista. Un abrazo
-Ester- Está muy claro que ha habido un antes y un después con la pandemia, esperemos que no haya un antes, sin un después, con el cambio climático.
Un abrazo
Jajaja, sustazo!!!
Un abrazo.
-Ester- Susto gordo, elevado al cubo, normal, estaba acostumbrado a sus pasajeros totalmente silenciosos.
Un abrazo
Jajajaaaa ayyyy pobres.
Cada uno por algo distinto, a causa del susto casi tiene que recogerlos un ex compañero del taxista.
Un abrazo, Jubi!
-bisílaba- En ocasiones a nosotros también nos pasa y sin embargo, no le hemos dado la última vuelta a nadie.
Un abrazo
Vamos, que el nuevo taxista todavía no ha interiorizado que, en su nuevo trabajo no trasnporta fiambres…
-Una mirada…- Es que cambiar el chip tan rápido, no siempre se consigue.
Qué bueno. Un beso
-Susana- Menos mal que yo pilló a nadie en la acera, ya que en caso contrario de vuelta al antiguo trabajo.
Un beso
Excelente!
Lo que hubiera pasado si en lugar de tocarlo le hablaba desde el asiento trasero…
Saludos!
J.
-José A. García- Si además de tocarlo le habla, no se hubiera quedado encima de la acera, hubiera atravesado el edificio, aunque hubiera sido a través de los cimientos.
Saludos