Encontrado en el blog «Abriendo juegos, abriendo mundos»
Pero la idea la recibí en un comentario. Dedicado a cantueso.
Sucedió una vez que dos ranitas salieron a dar un paseo. Como hacían a menudo, recorrían los prados que rodeaban su charca saltando alegremente. Hasta que un día sucedió algo totalmente inesperado: tras un salto ni más ni menos largo cayeron dentro de un balde que el vaquero había olvidado cerca del establo y que aún guardaba bastante leche.
Al principio las ranitas no comprendían qué había sucedido, incluso encontraban divertida la situación. Pero pronto se dieron cuenta que aquello se estaba convirtiendo en una trampa: por mucho que se esforzaban por salir del cubo, las paredes metálicas eran demasiado lisas y el borde quedaba demasiado alto. Y así lo único que podían hacer era nadar y nadar para no ahogarse en la leche.
Pero el tiempo pasaba y el cansancio se apoderaba de ellas. ¿Te has dado cuenta de que nunca vamos a salir de aquí?, le dijo la ranita mayor a la más joven. Nuestras patitas no podrán soportarlo mucho tiempo y me temo que nunca saldremos de ésta. Moriremos aquí.
No importa, respondió la otra ranita. No podemos hacer otra cosa que nadar. Nada y no te lamentes. Conserva tus fuerzas.
Y las ranitas siguieron nadando y nadando y nadando sin descanso. Al cabo de unas horas, la ranita mayor volvió a quejarse: Nunca saldremos de aquí, éste será nuestro final. Me duelen las ancas y ya casi me es imposible seguir nadando. En verdad ha llegado nuestro fin. A lo que la ranita pequeña respondió: Nada y calla; no pierdas la esperanza. Simplemente confía y sigue luchando.
Y así siguieron, nadando y nadando; pero el tiempo pasaba y sus fuerzas menguaban, pues no paraban de dar vueltas, una detrás de la otra, concentradas en el movimiento de sus patitas y en mantener la cabeza fuera del líquido.
No puedo más, volvió a quejarse la ranita mayor, De verdad te digo que ya no puedo más. Ya no siento las ancas, ya no sé si las muevo o no. No veo bien y no sé hacia dónde me muevo. Ya no sé nada.
Continúa nadando, replicó la otra ranita. No importa cómo te sientas, no pienses siquiera en ello. Sigue adelante, continúa.
Sacaron fuerza de flaqueza y siguieron nadando y nadando. Por poco tiempo, pues la rana mayor pronto cejó en el empeño y con apenas un aliento de voz susurró:
Es inútil. No tiene ningún sentido seguir luchando. No entiendo qué estamos haciendo, por qué he de seguir nadando. Nunca podremos escapar.
¡Nada, nada! ¡Sigue nadando!
Y aún reunieron fuerzas para nadar unos instantes más…, hasta que la ranita mayor, extenuada, abandonó y murió ahogada. Y también la ranita más joven sintió la tentación de abandonar la lucha, de dejarse vencer y acabar con aquello, pero siguió nadando y nadando mientras se repetía a sí misma: Nada, nada. Un poco más, sólo un poco más. Continúa nadando. ¡Nada! ¡Nada!
Pero el tiempo pasaba y la ranita se sentía cada vez más débil. Le dolían las ancas, todo el cuerpo le dolía, pero ella seguía nadando, nadando, moviendo sin cesar sus pequeñas extremidades.
Y de pronto sucedió algo sorprendente. Bajo sus patitas empezó a notar algo de mayor consistencia que la leche, algo sólido, así que reunió las últimas fuerzas que le quedaban, se apoyó en aquella masa y saltó… justo por encima del borde del balde, para ir a parar a la seguridad del prado.
¡Con el movimiento continuo de sus patitas la leche había empezado a convertirse en mantequilla! Y la consistencia de la mantequilla le había ofrecido un punto de apoyo desde el que saltar.
Gracias a la perseverancia en su esfuerzo y a que no se había dejado derrotar por el cansancio o el sin sentido, había sido capaz de transformar una situación terrible en una ocasión de liberación.
En los momentos más difíciles lo único que no podemos perder es la esperanza.
Si pones tu corazón en tu propósito, ningún esfuerzo te parecerá difícil.
Un buen cuento que se debe considerar como reflexion en casos de la vida cotidiana,felicitaciones por el articulo.
Pachin Ni en los momentos más difíciles debemos de tirar la toalla.
Emilio este cuento es como la vida misma, y hace unas semanas tuvimos un caso parecido en nuestras costas, en el cual la perseverancia de una persona que se había propuesto que después de la desgracia sus compañeros fallecidos no se los tragara el mar, le sirvió de apoyo, nunca mejor dicho para sobrevivir y esperar un rescate, asi son las cosas, un saludo.
angi Conozco el caso y gracias a su tesón pudo sobrevivir y no separarse de sus compañeros fallecidos.
Un abrazo
¡Un balde! ¡Eso se llama «balde»! Pensé en jarra y jarrón, en cubo y contenedor, y busqué en varios sitios. Por fin puse «fuente», porque así viene en un libro de cocina que tengo; en el diccionario venía «cubeta» y «taza».
Según recuerdo ahora, sería difícil hacer mantequilla batiendo leche. Lo que hay que batir es la nata.
Ese minicuento se llama las dos ranas y es de Dino segre o Pitigrilli
Diana Gracias por tu aportación y por poner autoría a esta narración.
Un saludo hasta Colombia.
cantueso Balde o cubo.
Según la RAE (Real Academia Española),
«balde» : 1. En las embarcaciones especialmente, cubo que se emplea para sacar y transportar agua.
2. Recipiente de forma y tamaño parecidos a los del cubo.
«cubo» : Recipiente de madera, metal u otra materia, por lo común de forma de cono truncado, con asa en la circunferencia mayor, que es la de encima, y fondo en la menor.
En cuanto a la mantequilla tienes razón.
🙂 Pues menudo plasmo el que fuera a comer aquella mantequilla y se encontrara a la otra rana dentro.
Buen día
Leodegundia Reclamación al canto. Señores mantequilleros, en la mantequilla que ustedes fabrican me he encontrado una rana, por lo que pido una indemnización de un millón de euros, por el susto, por que ya no podré volver a probar la mantequilla en mi vida, por las secuelas psicológicas que me están quedando, por el mordisco que me dio un cocodrilo (lo confundí con una rana y casi se me lleva el brazo, pero le amenacé con darle a comer mantequilla y me escupió el brazo).
Buen día
me quetaria q me ayuden con una tarea de historia q significa INTERPRETAR EL RELATO EL NO MENOS DE 10 CUADROS EN FORMA DE HISTORIETA ES PARA EL MIERCOLES XFA MAÑANA SI PUEDEN YA ME LO DAN
No habria sido mas fácil beberse la leche
Jesus Una buena solución si hubieran podido retener la orina, ya que en caso contrario ninguna de las dos se hubiera salvado.
Gracias por relacionar con esta entrada…. La verdad hace muy bien leerla.
Un beso grande y anisado.
Sara D. Es un cuento y sin embargo debería de ayudarnos a no flaquear en momentos difíciles.
Un beso
Me parece formidable leer este cuento siempre es bueno saber que por muy negro que el cielo este, siempre saldrá el sol.
Gracias.
Tere Así es, de hecho nunca las cosas se ponen excesivamente feas no deberíamos nunca de flaquear, cosa que en ocasiones es sumamente difícil.
Saludos