Existe un blog administrado por una persona que casi siempre que le visito me hace recordar anécdotas de mi adolescencia. El blog es «Una mirada alrededor«, así que esta serie de artículos van dedicados a Una mirada…
En cierta ocasión le comenté «¡Que cantidad de recuerdos eres capaz de aflorar en mi! Si fuera escritor, podría escribir un compendio de “Las andanzas de un estudiante de vacaciones en el pueblo“
Y aunque escribir se me da fatal, voy a tratar de redactar cuatro o cinco artículos sobre mis vacaciones en el pueblo de mi padre.
Viaje de Zaragoza a Bailo (Huesca) : En aquel tiempo las comunicaciones dejaban mucho que desear, así que un viaje que en la actualidad en coche se hace en menos de dos horas entonces se tardaba más de diez.
A primera hora de la mañana había que coger el tranvía para llegar a tiempo a la estación de ferrocarril, allí mi padre buscaba a algún matrimonio que se responsabilizara de mi ya que pese a llevar una autorización escrita de mis padres, no se podía viajar solo por ser menor de edad, la Guardia Civil iba pasando por los vagones y pidiendo la documentación de muchos de los pasajeros, por lo que si yo iba solo, me podían detener y avisar a mi familia y que me fueran a buscar al cuartelillo.
Conseguida esa formalidad y habiéndome sacado el billete desde Zaragoza a Ayerbe, el canfranero terminaba en Canfránc, me subía al tren con mi padres «adoptivos» e iniciábamos la odisea de viajar en tercera, en un tren de madera y alimentada la caldera de máquina del convoy con carbón.
Como podréis imaginar por esta foto, el sacar la cabeza por la ventanilla, era toda una odisea, se te llenaban los ojos de carbonilla y si estabas mucho rato tratando de observar los preciosos paisajes que por allí existían al bajar del tren te confundían con un fogonero.
Una vez en Ayerbe, me dirigía a una posada donde ya me conocían ya que siempre parábamos en aquel lugar cuando iba con mis padres, había que esperar hasta las cuatro de la tarde para coger un autobús que hacía el trayecto desde Ayerbe a Bailo, la comida me la llevaba desde Zaragoza ya que las posibilidades de mis progenitores en aquel tiempo eran excesivamente escasas.
En un autobús muy similar al de la imagen hacía el trayecto Ayerbe-Bailo (unos 35 Km).
No recuerdo si la línea de autobuses se llamaba Yerbense o Hispano-Ansotana, pero se pasaba por zonas preciosas Murillo de Gállego, Riglos un poco alejado, el embalse de la Peña, puerto de Santa Bárbara, para llegar a Bailo casi mareado con la enorme cantidad de curvas que entonces existían.
Una vez en el pueblo, -el autobús paraba en la carretera-, alguno de mis tíos me estaba esperando y de allí a casa Chilón que era el nombre de la casa de mis tíos.
Nada más llegar mi tía me había preparado, siempre que supiera que llegaba, una buena rebanada de pan y una loncha de jamón casi tan gruesa como el pan que cubría la rebanada y yo con mi navajita que nunca abandonaba cuando iba a Bailo, me la comía con deleite y algún que otro trago de vino en bota o porrón, este, de la viña de mis tíos.
Aunque las pequeñas historias son independientes unas de otras, puedo decir que seguirá en este artículo.
A Gloria te sabía ese Jamón, con pan y vino, después de la travesía que tenías que hacer.
Será hermoso leer tus historias. No serás mejor escritor que García Márquez, pero fácil que V. Llosa sí. ; ) : ) Así que a darle al tecleo.
Besos.
Sara O. Durán El jamón era lo mejor ya que en Zaragoza no lo probaba, y allí mis tíos mataban como mínimo un cerdo al año que lo criaban ellos, por eso podía comerlo muchos días. Eso si que se me da bien, darle a las como si fuera un piano de cola.
Besos
Por ser que no se te da bien no lo haces nada mal, será un placer seguir leyendo las historias. ¿El jamón seria de Teruel? Un abrazo
Ester Gracias por decirme que no se me da mal, y yo me lo trato de creer, pero me sube el ánimo. El jamón por supuesto no era de Teruel, era mucho mejor, era el que se mataban en casa de mis tíos todos los años se criaban en una zolle que había al lado de las cuadras y se le daban exquisiteces, verduras y frutas cocidas para que las asimilaran bien, en ocasiones había dos cochinos que cuando te acercabas a ellos te iban buscando para ver que les dabas. Yo cuando les bajaba la comida, la llevaba sujeta en un caldero detrás de mi tratando de esconderla, y no paraban de achucharme hasta que no se la dejaba.
Un abrazo
Nos dejas con el jamón en la boca, esperemos las nuevas entregas.
jesus ¿El jamón en la boca? Imposible, que el jamón me lo comía yo, pues anda que no comía de todo lo que me daban y todo natural ya que no se compraba nada, era todo casero, había cosas como el aceite que se hacía un trueque para poderlas tener ya que dinero se veía muy poco.
Me acuerdo de aquellos trenes, no así del jamón, que era un bien muy escaso… 🙂
Salud
Genín Aquellos trenes de madera con asientos corridos y sin que hubiera departamentos, desde principio del vagón se veía el final ya que no habiz paredes de separación entre los asientos. El jamón casero, ya que entonces en cada casa se hacía la matacía todos los años, de los cerdos que ellos criaban.
Saludos
Un relato estupendo que trae recuerdos de aquellas épocas. Yo no recuerdo el jamón al final del viaje, pero si los asientos de madera del tren que te dejaban el cuerpo mas que molido.
Calandra El relato no lo se, pero el que era estupendo de verdad era el jamón, además también criaban conejos y gallinas estas últimas se las soltaba por la mañana y corrían alegres buscando comida y escarbando en la tierra durante todo el día, los huevos casi siempre eran de dos yemas.
Son recuerdo de otros tiempos. La foto del tranvía me ha traído a la memoria mi época de la mili. En uno como ese íbamos desde San Lamberto hasta la Plaza de España para internarnos en el tubo y comer los bocadillos de calamares. ¡Qué tiempos aquellos! Un saludo.
Felipe Tajafuerte La mili, ¡que pena que la hice en Sidi Ifni! allí no había bocatas de calamares. Pero los del Tubo en Zaragoza eran una exquisitez, yo me guardaba el dinero del tranvía que me daban mis padres y lo utilizaba en comprarme bocadillos de calamares.
En la actualidad están los Espumosos con enormes bocadillos, pero no saben igual, quizás era el hambre que entonces pasábamos o simplemente la escasez de alimentos que había en aquellos tiempos.
Un saludo
Encantada de leer tus historias-recuerdos. El autobús a mí me recuerda la guagua de mi niñez que llamábamos «la Cirila» , donde nos dábamos una vuelta completa al municipio por una peseta… Abrazos
Ligia Viajé bastante en guaga cuando haciendo la mili, me desplazaron a Las Palmas, al sector de Sidi Ifni en el cuartel de Mata con una emisora militar.
Y la peseta…
Qué bonita, que redonda,
qué puñeta…
¡qué pequeña es la peseta!
Abrazos
Me siento honradísismo por esa dedicatoria y, sobre todo, feliz porque hayas decidido plasmar tus propias vivencias del pasado, desempolvándolas y compartiéndolas.
Y que no falte el querido Canfranero, ese trenecillo que, aún hoy en día, quien se sube en él siempre ignora, en invierno, si llegará a la hora o acabará bloqueado por la nieve entre Riglos y Anzánigo… De la Ayerbense no sé nada porque ya no estaría en uso cuando empecé a viajar en bus, pero la Hispano-Ansotana fue «mi» autobús cuando estudiaba en Pamplona. Y paraba en Bailo -por eso conozco tu pueblo- rumbo a Puente la Reina, donde había trasbordo hacia Jaca y los valles.
Qué buenas te sabrían esas lonchas de jamón -¿no serían chullicas de tocino?- y los mimetes que recibirías de la parentela…
Una mirada… Gracias a ti por haber desempolvado mis recuerdos. Pero es que no se puede hablar contigo, me has traído otros dos recuerdos que en alguna ocasión he comentado. En Puente la Reina de Jaca, en cierta ocasión y durante una gran sequía (tengo que buscar el año) no se nos llevó el rio por delante a un par de familias gracias a mi padre que agarró la ropa y se la llevó para que las mujeres no siguieran lavando.
Y allí de vecinal he trabajado en dos ocasiones en el centro del río Aragón para volver agua. ¿Publicaré ambas cosas sin fotos, ya veremos?
¡ Que de recuerdos! Yo pasé temporadas de verano en un pueblo de cerca de Granada, pero era más pequeña y mis recuerdos son borrosos.
Senior Citizen Yo los he ido reviviendo gracias a que de vez en cuando preguntaba a mis padres por detalles de aquella época, pero ahora ha sido «Una mirada…» el que ha hecho que fueran aflorando otros, que prácticamente los tenía olvidados, e incluso apoyándome en Google Mapas podré poner unas fotos del pueblo, de la casa Chilón y de alguna cosita más, son detalles del año 2012.