La madre superiora irlandesa de 98 años, estaba en su lecho de muerte.
Las monjitas la rodeaban, intentando hacer cómodo su último viaje.
Trataron de darle leche calentita, pero no la quiso.
Una monjita se llevó a la cocina el vaso de leche, recordó una botella de whisky irlandés que les habían regalado por Navidad y le puso un buen tanganazo a la leche.
Volvió al lecho de la superiora y le acercó el vaso a la boca.
La superiora bebió un sorbito, luego otro y antes de que se dieran cuenta, se lo había acabado hasta la última gota.
Las monjitas le dijeron: «Madre, denos una última palabra de sabiduría antes de morir».
Sin apenas fuerzas, se incorporó un poco y les dijo:
«No vendáis esa vaca».
Recibido por correo. Gracias Luis.
Genial, gracias, muy divertido!
Si le hubieran añadido un poco de café le habrían servido un «trifásico». ¡Vaya con la monjita!
Saludos
Superior. yo también me apunto a esa vaca. ¿De dónde sacas estas cosas tan divertidas? Me vendría bien reír un poco más. Gracias
Desde tiempo inmemorial la sabiduría se ha refugiado en los monasterios.
A todos Como muy bien dice Senior citizen, «la sabiduría se ha refugiado en los monasterios».
🙂 Estoy de acuerdo con Senior, y las palabras de sabiduría de la madre superiora lo demuestra.
¡A cuidar las vacas!
Leodegundia Por tu tierras hay muchas vacas, quizá alguna dé leche merengada… digo leche irlandesa.