«Arbeit macht frei» es una frase alemana cuya traducción al español es ‘El trabajo te libera’
El lema fue emplazado sobre el acceso a diversos campos de concentración y exterminio establecidos por el régimen nazi, aunque solamente se conserva en el de Auschwitz.
Jan Liwacz fue un maestro herrero y prisionero del campo de concentración de Auschwitz mas conocido por el infame lema «Arbeit macht frei» sobre la puerta de entrada principal del campo cuando las SS debido a su profesión le ordenaron fabricar este cartel, colocando un mensaje oculto en la palabra Arbeit : puso la letra B al revés.
El cartel, a modo de dato, mide cerca de 5 metros de longitud, pesa unos 40Kg y cada una de sus letras mide más o menos lo mismo que un folio.
Se cuenta que Jan (foto de la derecha) decidió colocar la letra B de la palabra ‘Arbeit’ (trabajo) del revés, simbolizando que la frase era mentira, y que por mucho que uno trabajase, jamás saldría de ese infierno si no era por la chimenea del crematorio.
Para Jan fue un acto de rebeldía. Sin embargo, se desconoce si durante el cautiverio de los demás prisioneros se conocía el detalle. En cualquier caso, el cartel se quedó con la B del revés. En 1944 Jan fue transferido a otro campo: Mauthausen.
El 18 de diciembre de 2009, el letrero Arbeit Macht Frei sobre la puerta de Auschwitz I fue robado. La policía encontró la señal en el norte de Polonia dos días después en tres trozos. Como resultado, Anders Högström, un neonazi sueco y dos hombres polacos fueron encarcelados. El letrero original está ahora almacenado en el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau y se colocó una réplica sobre la puerta en su lugar.
No fue el único robo (aunque sí de ese campo). En 2014 la puerta de entrada a Dachau, con el mismo lema de «el trabajo libera» fue robada. Por fortuna apareció en 2016 de nuevo.
La B del revés fue además un símbolo a partir de la liberación del campo. Tanto es así que se llegó a hacer una escultura situada en la Plaza Wittenberg, Berlín. La escultura se llama “To B remembered” y tiene la misma forma que la letra original. El que desee la puede ver en esta dirección, utilizando Google Maps.
Fuentes : Threadreader, Wikipedia.
No he estado en los países que fueron nazis, pero si hubiera ido, jamás se me ocurriría visitar los campos de concentración. Esa excursión me la pierdo… seguro.
-Senior citizen- Estuve en Berlín y quieras o no, todo te iba recordando los nazis masacrando a los judíos, en la Topografía del Terror, fotografié exteriores, pero dentro del museo no hice ninguna foto y salí lo antes posible, Cementerio judío y Memorial al holocausto judío, de los cuatro cementerios existentes, hay un pequeño cementerio dedicado a los niños, que es el que yo visité, el Checkpoint Charlie es uno de los puntos de interés turístico más importantes de Berlín, ya que siempre está lleno de turistas fotografiándose en este lugar, hice un par de fotos, pero no nos fotografiamos nosotros… y así por todo Berlín, ibas con el corazón encogido.
Delante de nuestro colegio -Los Coras (Corazonistas)- de Vitoria, en una casa que le llamaban Las Jaquecas, porque se adornaba a manera de refuerzo con unas estatuas con la mano en la cabeza en posición de sostener los balcones;, se hallaba, el digamos, Estado Mayor de los alemanes. A nosotros, los crios nos gustaba hacer el saludo nazi a los alemanes que guardaban el edificio, porque inmediatamente los centinelas, se ponían en posición de firmes y con un gran taconazo, contestaban a nuestro saludo. Después, se organizó la que se organizó y que nunca más vuelva a organizarse.
-Frajayo- Con respecto a la posición de firmes y al taconazo, recuerdo que cuando pescaba en Broto en el río Ara, en muchas ocasiones venía la Guardia Civil a pedirte la documentación, para ello se acercaban y echándose la mano a la cabeza, de mala gana, te saludaban y te espetaban «Caballero, documentación por favor».
Yo le enseñaba el permiso de pesca sin foto, y el DNI, después de comprobar todo, se cuadraba, daba un taconazo y me saludaba de forma marcial.
Y esto pasaba siempre que me pedían la documentación, yo pensaba que me confundirían con algún jefe o alto cargo.
Pero comentándoselo a un primo de mi mujer que era militar, me dijo, déjame el DNI por ver si encuentro el motivo, nada más que leyó que era empleado de telefónica me dijo aquí está la razón del saludo, te están confundiendo con un alto cargo de comandante para arriba, que suelen llevar un DNI falso de telefónica o de eléctricas, para «camuflarse» ante la ETA.
Lo dicho en el espacio anterior, preciso situar la anécdota en nuestra Guerra Civil y sería hacia 1938, cuando el eje Alemania, Italia y España ensayaban sus potenciales bélicos
-Frajayo- Por si no recuerdas la Casa de las Jaquecas, aquí te dejo la foto de Google Map, y puedes «moverte» para ver tu colegio.
No lo sabía. Gracias por contarlo. Un beso
-Susana- Yo tampoco lo sabía, pero leí una pequeña nota en algún diario y como no se de que iba, empecé a tirar del hilo y luego tuve que resumir un poco, para dejar lo que acabas de leer.
Un beso
Ha de sentirse horrible, estar en esos lugares, Jubi. Yo también me perdería esa excursión.
Un abrazo.
-Sara O. Durán- No es lo mismo visitar Berlín, que un campo de concentración especialmente los de los nazis, ya que el impacto emotivo tiene que ser completamente distinto.
Un abrazo
No sabía la historia de la B al revés; hay veces que las pequeñas acciones revelan mucho más de lo aparente. No conozco ese ominoso lugar pero he estado en algunos cuyos restos se hallan en suelo francés, donde retuvieron hacinados a personas judías y gitanas y a muchos republicanos españoles. Muchas de las personas de estos campos de retención franceses terminaron sus días en Auschwitz y otros campos de la muerte que los nazis tenían por Europa. Los combatientes antifascistas españoles fueron llevados, sobre todo, al de Mauthausen-Gusen.
-Una mirada…- Cuando visitando algún castillo he visto elementos de tortura que empleaban en la antigüedad, siempre se me ha revuelto el estómago y he tratado de pasar de puntillas por semejantes salas, pero reconozco que deben de estar para recordar lo que nunca deberíamos de volver a hacer.