Cuentan que un día se mueren todos los billetes y se van al cielo.
San Pedro los recibe y piden permiso para entrar, pero les dice que ninguno de ellos puede hacerlo.
– ¡No fastidies! ¿Pero cómo que no? -dice el de 500 €. -Yo soy poderoso y tengo las puertas abiertas pues en todas partes me quieren.
Igual me pasa a mí, dice el de 100 € – Todos me quieren tener, ¿por qué no podemos entrar?
Y yo qué?, dice el de 20 €.
– No insistan -dice San Pedro, -no pueden entrar al cielo, mmmm…. tal vez el de 5 € pueda hacerlo…
En eso se oye un ruido raro, son todas las moneditas de 10, 20 y 50 céntimos que también habían muerto…
– Pasen, pasen -les dice San Pedro- Las puertas del cielo están abiertas para ustedes.
Los billetes se ponen muy enojados y reclaman, -¿por qué razón ellas que valen menos pueden entrar y nosotros no?
San Pedro les responde: ¡¡¡ Porque ellas sí van a la iglesia los domingos !!!
Recibido por correo. Gracias Luis.
jajajajaaa está genial
un abrazo!
…buenísimo. Un cordial saludo.
Tan cierto. Es una verdad como un puño. De nuevo muy bueno el chiste.
Estás dejando el listón de las risas muy alto, compi. Un saludete.
Los del cielo ese postmortem y ultratúmbico del que tanto nos hablan puede que exista, no digo yo que no, pero como la experiencia es un grado ¿qué tal si empezamos a percibir lo que tenemos ya al alcance de la mano?. Me pondré marisabidillo: Lucas 17, 21 «en nuestro interior»
Y así cogiendo «carrerilla» en vida…
No sabes cuánto siento no poder encontrarme en el cielo con esas moneditas tan simpáticas y que suelen acomañarme siempre, en tanto los antipáticos billetes de 500, 100 etc. no se dignan saludarme. A ver si tengo que empezar a ir a misa… Besitos, jubi.
Hola Jubi.
Bueno..en estos tiempos que corren ni las monedas entran en la iglesia,como continuemos así se harán ateas¡¡
Un abrazo amigo¡¡
¡Buenisimo!
Pero aún cabe otra interpretación, recordando aquel pasaje evangelico en el que Jesús ensalza el pequeño óbolo de una viuda. La conclusión puede ser que suele dar más quien menos tiene porque conoce más la necesidad y es más solidario con los demás.
Un abrazo.
¿quién se queda los billetes que echo yo todos los días en el cepillo?.
Extraordinario. Pa la cole
JA, JA, JA…