en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres…
ésas… ¡no volverán!
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
Este poema o rima, viene a cuento de una pequeña anécdota que me ha ocurrido esta mañana.
Estaba con el ordenador encendido, leyendo los diarios, los correos… cuando de repente ¡Clash! vuelvo la mirada y veo a una golondrina que se había colado en la habitación.
La ventana estaba totalmente abierta para que se refrescara un poco la casa, y la golondrina sin pedir permiso se coló dentro, claro que para salir tuvo sus problemas.
La ventana tiene en su parte inferior una parte fija y acristalada de unos 40 cm. la golondrina trataba de salir por ese cristal y se daba unos golpes impresionantes, se quedaba atontada en el suelo unos segundos, yo no tenía la cámara -estaba en el coche, no le pude hacer una foto-, en un par de ocasiones traté de cogerla para sacarla por la ventana abierta, pero era muy esquiva y se me escapaba.
Después de unos 6 intentos salió disparada por la ventana.
Por ello:
esa no volverá»
La presunción del poeta de que esas golondrinas, y precisamente esas, no volverían, es una memez (eso como poco)
Bueno, bueno, amigoplantas, dejemos lo de las memeces…
El poema hay que terminarlo en sus estrofas para comprenderlo…
Jubi, quizás la golondrina buscaba también la sombrita…
Abrazos
Eso mismo me pasó a mí una vez, era verano por la noche y tenia la ventana abierta para refrescar, pero no fue precisamente una golondrina la que entro, si no un hermoso murciélago, ni que decir tiene que salí pitando de allí, deje que otro salvara la situación.
Hombre no es muy normal que las golondrinas entren en la casa, pero seguro que si la diesen a elegir, volvería a entrar al lugar donde con tanto cariño la quisieron ayudar a recuperar su libertad.
Saludos.
amigoplantas Hoy, al igual que ayer las golondrinas volaban bajo, pero ninguna se ha colado, se conoce que la que lo hizo, les habrá advertido a las demás.
Ligia A estas horas de la mañana están volando por la urbanización, ignoro si buscan comida o es que es la hora de hacer gimnasia.
Un abrazo
Dhuna En la casita que tengo en el Pirineo, al llegar la noche, cierro el garage, pero un día me encontré un murciélago pequeño revoloteando, eso si sin darse ningún golpe, quise espantarlo con un trapo, pero se quedaba agarrado a las vigas, de vez en cuando lanzaba un chillido, dejé la puerta entreabierta y a la mañana siguiente no estaba.
Saludos
Es lógico que no vuelvan, pues las golondrinas no lo han tomado como un error «golondrinil» lo han tomado como trampa y es obvio que de sus yerros aprenden las golondrinas.
En mi casa también hacen nido en el patio, en una ocasión, una de las crías volaba solo cuando pasaba yo por debajo del nido, esto me sorprendió, puse una escalera subí y vi que estaba enredada con un hilo en una patita, la cogí, con mucho cuidado le quite el hilo, enseguida salio volando.Creo que volvió, al siguiente año hicieron el nido en el mismo sitio.
Como veo que tienes inquietudes y tiempo para cultivarlas, como bien muestras en tu estupendo blog, te comento un pequeño detalle sobre la ilustración de este artículo:
El dibujo no corresponde a una golondrina, sino al vencejo (primos hermanos y mucho más numerosos en las ciudades). Concretamente el de la derecha es el vencejo común y el de la izquierda es el vencejo cafre (con el obispillo o parte baja de la espalda de color blanco).
Ahí queda dicho, por si te pica el gusanillo de aprender más…
Pobre golondrina la de testerazos que se dio, menos mal que al final pudo alcanzar la libertad.