Un gato desaparecido durante tres días regresa a casa con una factura de una pescadería colgada del cuello.
Ocurrió hace unos días. Aunque parece que las mascotas siempre necesitan a sus cuidadores, los gatos son más independientes de lo que se cree. Durante tres días, este felino estuvo desaparecido y volvió a su casa con una sorpresa.
El protagonista de esta divertida historia se fue de casa y regresó con una deuda al cuello de parte de una pescadería, según informa un grupo de Facebook del distrito de Chang Phuak, en la ciudad tailandesa de Chiang Mai.
Sin tener ni idea de dónde había pasado el animal las últimas 72 horas, el dueño observó que portaba una cuerda alrededor del cuello de la que colgaba una nota.
En ella, la responsable de una pescadería escribió su identificación y dirección con el siguiente texto: «Su gato no dejaba de mirar las caballas en mi tienda, así que le di tres».
Algunos comentarios apuntaban a que el rostro del gato no mostraba ningún arrepentimiento y otros alabaron a la pescadera por cuidar del animal.
Fuentes : 20 minutos, Los Andes.
Un perro podría mostrar arrepentimiento, arrastrarse, gemir, mover la cola… ¿Un gato? Solo mostrará el más profundo de los desprecios, ¿tres caballas? ¿tanto escándalo por tres caballas?
-Jenofonte- Anda que si en lugar de caballas, son caballos arruinan al propietario del gato.
Tuvo suerte el gato, en otras culturas habría ido a la cazuela. El dueño tendrá que pagar las andanzas del gato. Un abrazo
-ester- Hace algún tiempo por España tuvieron que cerrar que yo recuerde dos establecimientos especializados en conejos ya que la calumnia… o quizás la verdad de que cocinaban gato en lugar de conejo, les obligó a ello, uno en Zaragoza, otro en un pueblo próximo a Madrid, que ahora no recuerdo el nombre.
Un abrazo
Bonita historia. Un beso
-Susana- Cierto y curiosa historia.
Un beso
Anda, si resulta que los tailandeses también tienen sentido del humor. Y además de su claro instinto jovial, no olvida su condición profesional y pasa factura de los gastos ocasionados por el minino de modo elocuente. Original detalle.
-Frajayo- Como diría alguien por España, «La pela es la pela».
Me encantó esta historia, Jubi. El gato más que feliz de la vida.
Un abrazo.
-Sara O. Durán- Por ello la publiqué ya que a mi también me gustó y el gato tan feliz y sin ninguna preocupación.
Un abrazo
Jajajaja… Como que va a pasar hambre el gato; buenos son los felinos. Que no estaba perdido, sino de parranda, lo demuestra el hecho de que regresara a su casa de origen cuando se cansó de la pescadería.
Los gatos son inteligentes y saben calibrar muy bien sus acciones.
-Una mirada…- Le salió bien una vez, seguro que repite y cuando repita la vuelta a casa, habrá que añadir volvió a casa por navidad, como los turrones.
De seguro no es la primera, ni será la última, vez que hace algo semejante. Bien por el gato. Eso sí es vivir.
Saludos,
J.