El que espera desespera,
dice la voz popular.
¡Qué verdad tan verdadera!
La verdad es lo que es,
y sigue siendo verdad
aunque se piense al revés.
Antonio Machado
¿Qué estará esperando el del bigotillo? Para ello no tenemos nada más que pinchar en la imagen.
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Menuda competencia que tenía el del bigotillo, todo para que luego el billete estuviera bien pegado a la rueda y se marchara con el coche.
Leodegundia O bien que como nos sugiere Jesús fuera el del bar el que pusiera el billete y además falso.
Esto me ha recordado una anécdota de cuando era estudiante. A la academia Cima en Zaragoza iba a complementar mis estudios y en una ocasión nos dieron propaganda que consistía en unos billetes de mil pesetas por una de las caras y por la otra la publicidad de su academia, posteriormente este tipo de publicidad fue prohibido.
Era verano y tres compañeros nos fuimos a Salou a pasar un par de días y a mi no se me ocurrió otra cosa que pegar dos falsos billetes por la cara de la publicidad y en las estaciones dejaba caer el «billete» de mil pesetas por las dos caras, la que nos pudimos reír, desde el que lo cogía y se lo llevaba, hasta el que lo pisaba, lo cogía con disimulo y después de comprobar la falsedad miraba a las ventanillas de los vagones a ver quien se reía.
Que risaaaaaa !!
No esperaba ese final para nada.
trimbolera Los finales no previsibles normalmente son los que más impactan.
Nos has engañado a todos. Que no pondría el billete el del café.
Jesús No se me había ocurrido, pero al recordar he comentado una anécdota que ocurrió cuando yo era estudiante, lo puedes ver en el comentario hecho a Leodegundia.
¡Que bueno! Como me he reído….
Senior citizen Es una historia falsa, pero en mi caso fue muy real, lo puedes ver en el comentario a Leodegundia.
Toooootal, 🙂 🙂
Anda que el dueño del bar… ¡menuda caja!
Una mirada… Según nos ha comentado Jesús podría ser que el del bar hubiera puesto el billete y además falso.
Esto me ha recordado una curiosidad seguramente falsa que ocurría en alguna carretera de nuestro país. Había un bache a la entrada de un pueblo que se llamaba el bache del chapista y es que cada vez que lo arreglaban, el propietario del taller de chapa del pueblo lo volvía a levantar para que tuviera trabajo para arreglar ruedas, chapa y tubos de escape.
jajaja Siempre nos creemos que somos los únicos listos de la tribu…
Salud
Genín Ese es nuestro mayor problema, creemos que somos únicos y sin embargo hay otros muchos que nos dan sopas con ondas (mostrar una persona, clara superioridad en algo sobre otra).
Saludos