El Colacho: la ceremonia «bautismal» en la que el demonio salta sobre bebés.
Consiste en una jornada en la que el Colacho, un diablo grotesco ataviado con una botarga de colores amarillo y rojo y cubierto por una máscara, llamada birria, porta en sus manos una castañuela de gran tamaño, la terrañuela, y se lanza, en representación del diablo, a fustigar con una cola de caballo a las gentes del pueblo, que le increpan con insultos. A lo largo del recorrido, los lugareños levantan altares de flores para que, a su paso, el Colacho se pare y salte por encima de los niños que ese año hayan nacido en Castrillo de Murcia (Burgos).
«La farsa o juego de escarnio representa el mal y la herejía, algo que logra vencer la fe del pueblo cristiano con el Sacramento de la Eucaristía», explica el Consistorio de Sasamón antes de describir el momento más emocionante de la fiesta: «En algunas casas se disponen unos ‘altares’ […]. Frente a ellos, y en el suelo, se colocan colchones sobre los cuales momentos antes de la llegada de la procesión se tumba a los niños nacidos en el año». Durante ese recorrido el Colacho se detiene y deja las imágenes más impactantes de toda la cita: grandes brincos sobre los bebés.
La celebración resulta tan peculiar que no ha tardado en despertar el interés de vecinos de otras localidades, provincias e incluso países. En 2014 El Correo de Burgos explicaba cómo la fiesta había logrado eco en medios de Estados Unidos, Reino Unido o Australia, con reporteros que se desplazan hasta la pequeña villa para captar las imágenes del Colacho saltando con sus zapatillas deportivas sobre bebés. En los últimos años la cita ha cautivado también a National Geographic, EuroNews u Outlook India, que hace poco la colaba en su lista de las siete «fiestas más extrañas» del planeta.
Con el tiempo el peculiar festejo ha logrado la categoría de Interés Turístico de Castilla y León e incluso ha superado un desafío aún más complicado: vencer al paso del tiempo y la despoblación. Aunque Castrillo de Murcia es una localidad con pocos vecinos, en 2014 el Colacho «sobrevoló» casi un centenar de bebés dispuestos sobre decenas de colchones instalados en las calles del pueblo.
Es la primera vez que se algo de esta celebración, curiosa y difícil de entender para mis cortas entendederas. Un abrazo
-ester- Tampoco la conocía yo, pero en ocasiones un detalle, una pequeña reseña en alguna web, incluso un mínimo vídeo de propaganda, que te salta leyendo otra noticia, hace que vaya tirando del hilo y me encuentre con esta para mi una aberración. Si como dice bisílaba resbala antes de saltar, o simplemente falla el salto, el o la bebé con mala suerte queda desgraciada de por vida.
Un abrazo
Pues por muy ancestral que sea y por mucha tradición que tenga, me parece una barbaridad y una imprudencia sin paliativos. Un fallo en el salto y puede ser fatal para los inocentes bebés.
Un abrazo, Jubi!
-bisílaba- Es algo que sinceramente no entiendo, si simplemente fuera una especie de exorcismo incluso asustando al bebé, no sería muy de mi agrado pero la tradición manda, claro que esto que se te ha ocurrido de fallar el salto, cuando he visto el video, creo observar que como saltadores seguro que no van a las olimpiadas y si falla…
Un abrazo
Tenia conocimiento de esa celebración y no seré quien diga que hay que eliminar determinadas celebraciones, pero lo pienso para mi. No todas las tradiciones hay que mantenerlas, lo mismo que aparecen, pueden desaparecer.
Saludos
-emilio- Tampoco soy la persona indicada para tratar de suprimir la tradición de Castrillo de Murcia, aunque siendo sincero no me gusta nada, pero si los implicados están conformes no le hacen mal a nadie.
Saludos
Parece un poco peligroso. Que pongan muñecos. Un beso
-Susana- Yo también lo veo peligroso y lo de los muñecos representando a los bebés creo que no sería mala idea.
Un beso
La verdad, no la conocía. Por lo general, soy partidaria de conservar nuestras queridas tradiciones, no arriesgadas o no aceptables. Esta si se trata de muñecos hasta me parece divertida. Si son niños de verdad, es un alto riesgo innecesario, irresponsable y de causas inimaginables, caso de cometerse algún grado de fallo. ¡Qué cosas de se descubren!
¡Y en pleno siglo XXI!
Un abrazo.
-Mari Carmen Franconetti- Hay tradiciones que son inimaginables en el siglo actual. En este caso es relativamente peligrosa debido al posible fallo al saltar de uno de estos «Colachos», pero aún con un fallo, seguramente no sería mortal, sin embargo, la primera vez que he visto el vídeo, instintivamente, levantaba el cuerpo para evitar una caída.
Un abrazo
La tradición es sorprendente y desconocida para mí y muy visual según las fotografías, pero comparto lo escrito en otros comentarios sobre la idoneidad o no de saltar sobre los peques, si bien hay que reconocer viendo el video que el salto no es difícil para los jóvenes que los hacen. Un abrazo.
-Sabius- Hay que reconocer que si saltan sobre mi siendo bebé, no me quejaría, pero si tratan de hacerlo ahora, les suelto una patada que los mando al infierno.
– Jubi, ¡¡como cambiamos de opinión según la edad que tengamos!!
Abrazo
Yo, desde luego, no pondría ahí a mi hijo, pero si a los padres no les parece mal…
-Senior citizen- Tampoco yo lo haría, pero «sobre gustos no has nada escrito», y si lo hay, es que lo acaba de hacer la IA esa que nos va a volver a todos locos y se confunde más que habla.
Y protestan contra Solsona porque tiran un burro de peluche en memoria de cuando tiraban uno de verdad… Qué brutos.
Todo será que cuando los bebés sean mayores de edad decidan presentar una demanda conjunta.
Feliz 31.
-Magda- No conocía lo del burro de peluche, pero mejor eso que tirar uno de verdad.
Lo de la demanda ya habrá caducado cuando quieran darse por enterados.
Feliz 1, se me ha perdido el 3.
En EEUU una chica, al cumplir la mayoría de edad, denunció a sus padres por todas las fotos que de ella desde bebé habían subido a redes.
Supongo que otras leyes habrá por allí.
-Magda- Cada uno es muy dueño de hacer lo que quiera y pueda, en mi caso mis padres seguro que fotos mías no pudieron subir a la red por dos motivos, el primero por no disponer de cámara y en segundo lugar porque con lo feo que soy les hubiera roto la máquina fotográfica.
Una costumbre muy curiosa, pero muy peligrosa que deberían erradicar.
Abrazos.
-Sara O. Durán- Efectivamente es curiosa, pero puede llegar ser peligrosa si el Colacho tiene un fallo al saltar.
Abrazos