Seguro que todos hemos utilizado esta expresión más de una vez y también la hemos oído utilizar a otras personas.
Esta expresión se aplica cuando a una persona no le damos ninguna importancia, no la tenemos en cuenta y sus opiniones nos resultan poco o nada relevantes, llegando incluso a abusar de su buena fe y bondad.
El origen de esta expresión lo encontramos en la antigua figura del sereno, un personaje que recorría las calles de las ciudades por la noche con un silbato y que se encargaba de abrir los portales de las viviendas cuando alguien no llevaba o no encontraba las llaves, de encender las farolas, de vocear las horas en punto e informar de la climatología, además de tratar de mantener el orden de las mismas y llamar a los cuerpos de seguridad (con el silbato) cuando observaban algún incidente.
Tan a pecho y concienzudamente se tomaban este último cometido que al primer indicio de alboroto o ruido en la calle hacían sonar su silbato enérgicamente, llenando la noche de continuos pitidos. Llegó un momento en que la policía hacía caso omiso de este constante uso del silbato, ya que temían que la mayoría de las veces fuera un aviso de poco interés o necesidad, una falsa alarma, y por ello los ciudadanos pasaron también a ignorarlo, desapareciendo poco después su uso por falta de efectividad.
Fuentes consultadas : Aula Fácil y 20 Minutos
Sabía de la existencia de los antiguos serenos pero no tenía idea de esa función de tocar el silbato para alertar a los guardias -al estilo de los bobbies ingleses-. Vaya nochecitas de llave aquí, llave allá para que encima hasta los polis pasaran del buen hombre…
Sí que he visto, porque conozco a una persona que las colecciona, una de esas tarjetillas en papel donde, mediante ripios, el sereno -y el cartero- felicitaba la Navidad y, a cambio, se le daba un aguinaldo en monedas o algún producto.
-Una mirada…- Yo los recuerdo bastante bien, incluso alguna noche que volvía tarde a casa me abrió la puerta de la calle, pese a que no todas estaban cerradas.
Aquí nunca vi la figura del sereno, y la primera vez que fui a Madrid creo que fue cuando me enteré que existían… Abrazos
-Ligia- En Zaragoza estuvieron bastante tiempo, yo los recuerdo perfectamente.
Abrazos.
Alguna vez de visita en Madrid los recuerdo pero no mucho y no sabia lo del silbato aunque la frase la he utilizado muchas veces sin saber su origen, cosa que ahora tu ya me has puesto el dia. Un abrazo
-Ester- Yo lo recuerdo de Zaragoza y también la felicitación que junto al cartero, el lechero, el basurero, y alguno más, todos por separado, te las traían en persona en Navidad para que les dieras el aguinaldo.
En Madrid, se encargaban de abrirte la puerta del hotel. Llegabas a la puerta y, si no aparecía, se daban unas palmadas, pero por lo general estaban atentos por la propina.
-Senior citizen- Entonces yo todavía no había ido a ningún hotel, pero lo de las palmadas y en ocasiones si no acudían pronto tenías que gritar SERENOOOO…
Personajes que fueron desapareciendo y queda tu artículo para documentarlo, así como erl origen de la frase, que sigue vigente.
Un abrazo.
-Sara O. Durán- Antiguas profesiones que ya están obsoletas en la actualidad, pero que las personas mayores como yo que las ha conocido, las recordamos con agrado y nostalgia.
Un abrazo