Un señor odia al gato de su mujer y decide hacerlo desaparecer.
Lo mete en una bolsa y lo lleva en el coche a 20 kilómetros de su casa.
Cuando vuelve, el gato estaba sentado en el portón de la casa.
Nervioso, el tío repite la operación, pero ahora lo abandona a 40 kilómetros de su casa.
Cuando vuelve, el gato otra vez estaba esperándolo en el portón.
Ahora el hombre estaba furioso; agarra el gato, lo pone en el coche y anda 10 kilómetros a la derecha, 20 a la izquierda, 30 hacia el norte, y 25 hacia el sur.
Suelta el gato y emprende el regreso a casa. Al cabo de un rato, llama a su mujer por el móvil y le dice: Querida, ¿el gato está por ahí?
Acaba de llegar, ¿por qué querido?
Pon a ese hijo de p… piiii, mal nacido al teléfono, que me he perdido.
Recibido por correo. Gracias Luis
Un gato muy bien adiestrado… ja, ja.
Buenísimo, jajaj
¡Ja ja ja ja…!
En cuanto he visto que has publicado algo sobre gatos, he venido corriendo. (Y no me he perdido).
Muy divertido. Y es que los animalitos, por mucho que alguno les tenga tirria, suelen ser más listos que nosotros… Besitos, Jubi.