La dramática historia personal que se esconde tras el «Concierto de Aranjuez» de Joaquín Rodrigo
En septiembre de 1939, dos días después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, un hombre ciego y su esposa cruzaban la frontera española desde Francia. Eran el compositor Joaquín Rodrigo y la pianista turca Victoria Kamhi. Con ellos llevaban el manuscrito en ‘braille’ de una partitura, que se estrenaría un año después en el Palau de la Música Catalana Barcelona y que terminaría dándole la inmortalidad a su autor: el «Concierto de Aranjuez«.
En primer lugar, Rodrigo comenzó la composición de la obra cuando la Guerra Civil española daba sus últimos coletazos. Fue «un momento de sosiego en aquellas (horas) nada tranquilas para España y amenazadoras para Europa«.
Pero detrás de esa inquietud hay otra historia. Asentado en Francia desde 1927, Rodrigo conoció a Victoria en París y se casaron en 1933. Fueron de viaje de novios a Aranjuez, donde los olores y los sonidos del agua estimularon los sentidos de Joaquín prácticamente ciego desde los tres años debido a la difteria.
Meses después, Victoria estaba en Alemania a punto de dar a luz, pero el bebé que esperaban nació muerto y el parto la dejó a ella también al borde de la muerte. Como cuenta el guitarrista Pepe Romero, «él sólo se permite aflorar sus sentimientos a través de la música». Victoria estaba aún en el hospital «y el pulso del movimiento es tanto su propia conexión con la vida como el deseo de que su mujer no muriera».
«El segundo movimiento es el reflejo de su pena», apuntaba la propia Victoria. «Tenía mucha pena porque teníamos mucha ilusión y cuando murió el bebé que esperábamos fue algo realmente triste para los dos, porque el nació sin vida y yo quedé muy enferma. Aquello fue lo más triste de nuestra vida».
«A veces la música es muy tierna, rebosante de amor. Otras, muestra la rabia. Se dirige a Dios, diciendo: ‘¿Por qué te has llevado al niño?’. Y, al mismo tiempo, asustado, le ruega: ‘Por favor, no te lleves a Victoria», relata Romero.
Crédito : El Mundo
Una historia triste, que al ser la de personajes famosos nos parece mas dolorosa, pero es, era común en aquellos tiempos. El concierto de Aranjuez sigue siendo una obra magnifica. Abrazos
-Ester- Tienes razón, la historia se podría copiar de muchas parejas en aquella época, pero al ser dos personas muy conocidas especialmente una de ellas y tener una discapacidad visual total por ello es más lastimosa.
Abrazos
Ignoraba esta tristísima historia inspiradora de esa belleza que es el Concierto de Aranjuez. Creo que, ahora que la conozco, intuiré el dolor en sus notas cuando vuelva a escucharla.
Abrazo!
-bisílaba- Me deleita sobremanera el concierto de Aranjuez, pero al conocer esta historia, seguro que cuando lo vuelva a oír recordaré esta entrada y el dolor que supuso para ellos esta desgraciada experiencia.
Un abrazo
Magnífica partitura, seguro que Rodrigo puso todos sus sentimientos, alma y vida, en tan brillante y armoniosa composición.
-Frajayo- Desde París donde fue escrita, se vislumbra el palacio real de Aranjuez y los jardines que lo rodean.
Siento mucho que fuera así. Al menos nos queda su obra. Un beso
-Susana- Es algo pasado, pero es bueno recordar como y los sentimientos con los que fue compuesto este concierto.
Un beso
Quizás por todo eso hay cierta nostalgia, un punto de tristeza en ese Concierto inmortal que, por momentos, suena lánguido. Es una música de soledades acompañadas.
No conocía esa tragedia familiar de Rodrigo.
-Una mirada…- Tampoco yo la conocía, no me cabe duda de que aunque en la red haya muchas mentiras, sabiendo buscar adecuadamente se encuentran más verdades que falacias.
Afortunadamente, después tuvieron otra hija, a la que llamaron Cecilia por ser esa santa la patrona de los músicos.
-Senior citizen- Probablemente la llamarían así por lo que comentas, y tendría toda la lógica del mundo. Yo no he sabido encontrar esa aseveración.