La he visto en Facebook, en muchos diarios, en la UNED, incluso en algún que otro periódico en español del otro lado del charco, lo único que difieren son los años, está escrita por una profesora de un instituto público. Voy con la carta.
Yo no soy víctima de la Ley Nacional de Educación. Tengo 69 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política.
En jardín (así se llamaba entonces lo que hoy es “educación infantil”, mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente:
la A de “araña”, la E de “elefante”, la I de “iglesia” la O de “ojo” y la U de “uña”.
Luego, cuando eras un poco mayor, llegaba “Semillitas”, un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto.
Eso sí, en el Semillitas, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.
En Primaria estudiábamos Lengua, Matemáticas, Ciencias, no teníamos Educación Física.
En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de “b en vez de v” o cinco faltas de acentos, te bajaban y bien bajada la nota.
En Bachillerato, estudié Historia de España, Latín, Literatura y Filosofía.
Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las “Coplas a la Muerte de su Padre” de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda…
Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección.
Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.
Y… vamos con la Gramática.
En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales.
El participio activo del verbo atacar es “atacante”; el de salir es “saliente”; el de cantar es “cantante” y el de existir, “existente”.
¿Cuál es el del verbo ser? Es “ente”, que significa “el que tiene identidad”, en definitiva “el que es”. Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación “ente”.
Así, al que preside, se le llama “presidente” y nunca “presidenta”, independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.
De manera análoga, se dice “capilla ardiente”, no “ardienta”; se dice “estudiante”, no “estudianta”; se dice “independiente” y no “independienta”; “paciente”, no “pacienta”; “dirigente”, no dirigenta”; “residente”, no “residenta”.
Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son “periodistos”), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que por la dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hacen más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).
Les propongo que pasen el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no “ignorantas semovientas”, aunque ocupen carteras ministeriales).
Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!
SI ESTE ASUNTO “NO TE DA IGUAL”, PÁSALO, POR AHÍ, CON SUERTE, TERMINA HACIENDO BIEN HASTA EN LOS MINISTERIOS.
Porque no es lo mismo tener “UN CARGO PÚBLICO” que ser “UNA CARGA PÚBLICA”.
Pues presidenta está aceptado por la RAE desde tiempo inmemorial.
-Senior citizen- Las lenguas evolucionan y quizás antes de ayer las presidentas todavía no existían.
Quizá no había presidentas, pero la palabra estaba en el diccionario desde 1803 esperándolas.
-Senior citizen- Lo ignoraba. No obstante la persona que escribe la carta, pese a ser profesora o maestra, no es una personalidad en cuestión de lengua por lo que puede tener cualquier fallo.
Está muy bien lo del ente.
Por acá, es algo que se insiste en olvidar.
-El Demiurgo de Hurlingham- Lo que es, existe o puede existir.
A saber quién será el autor o autora de ese texto…
La lengua castellana no es inamovible; avanza y se enriquece no por el esfuerzo del academicismo sino por la propia evolución humana. Las bases lingüísticas se establecieron en épocas donde el universo femenino se hallaba constreñido por tradiciones y estereotipos que se han ido superando. Ya está bien de dogmas y doctrinas del año del cólera. Ya está bien de encorsetamientos gramaticales. La lengua está viva y somos sus hablantes quienes la dinamizamos.
-Una mirada…- Yo no soy el autor, a mi que me registren.
Efectivamente tienes razón las lenguas cambian, aunque debe de existir una institución que vele por que las palabras se adecúen a las necesidades del idioma desechando todo aquello que sea redundante o que no sea entendible por el público.
Es la Academia de la Lengua Española la que actúa con efecto retardado a la hora de adecuarse a la realidad del habla, como reconoció Víctor García de la Concha en su etapa de director de la institución. El actual, Santiago Muñoz Machado, aseguraba que era cuestión… de presupuestos.
Resumiendo jocosamente: Que podemos aprender a manejar con virtuosismo los diferentes instrumentos de una orquesta, e incluso dirigirla, en el mientras tanto. O estudiar ruso, suajili, arameo y chino mandarín y doctorarnos para ir dando tiempo al excelso estamento a tomar una decisión.
-Una mirada…- Por supuesto, que la academia, antes de oficializar una palabra, me imagino que se lo pensará mucho, aparte seguramente los gastos que ello conllevará toda la puesta al día.
La lengua va cambiando con el dinamismo de los tiempos, estoy de acuerdo, es inevitable. Pero ese ajuste arbitrario de palabras por las luchas de género, son muy ridículas. Lamentablemente poco se puede hacer, hay cambios que ya no podran revertirse y nos tocará aceptarlo y adaptarnos.
Un abrazo.
-Sara O. Durán- Hay expresiones que no deberían de ser admitidas, pero las costumbres van consiguiendo que el lenguaje vaya evolucionando.
Un abrazo
Cuando se fuerzan los cambios en la lengua, es decir, que no son cambios naturales dentro de la misma por su propio uso, esta siempre se resiente.
Dirán lo que quieran, pero la práctica terminará aceptándose.
Saludos,
J.
-José A. García- Existen expresiones que suenan mal, aunque si se siguen utilizando terminarán por ser admitidas por todos.
Por ejemplo miembros y miembras.
Saludos.
Supongo que tenemos que ponernos al día tambien con el lenguaje, pero con mucho cuidado, porque lo que se estropea no se enmienda. Un abrazo
-Ester- Si lo estropeamos y es admitido por la RAE, evidentemente ya no hay vuelta atrás, aunque también existen palabras o expresiones que terminan desapareciendo.
Un abrazo
Cuando se escuchó en el Parlamento aquello de: «Los miembros y miembras…» quedó un buen ejemplo de la utilización política del lenguaje. Las reglas gramaticales aprobadas por la RAE atiende a géneros y no a sexos. Pero esto no lo quieren entender, no les interesa y parte de la gente cae como niños.
SAludos.
-Manuela Fernández- Yo soy el menos indicado para hablar de lengua o semántica, pero sinceramente hay palabras que suenan fatal y solamente se tratan de utilizar por cuestiones políticas.
Saludos
No es preciso recurrir a ninguna filigrana. En la palabra miembro, que es un sustantivo que funciona como epiceno cuando hace referencia a la persona que forma parte de un conjunto, se puede anteponer el artículo correspondiente para remarcar el género: el miembro/la miembro, los miembros/las miembros.
-Una mirada…-
Bebé : Masculino
Beba o bebá : ¿Femenino?
El bebé, la bebé : Niño o niña recién nacido o de muy corta edad.