Recuerdo que estudiaba en la antigua Escuela de Peritaje Industrial de Zaragoza, en la rama de electricidad, y días antes había recibido una carta de Telefónica que me presentara en la mencionada escuela, así que el día prefijado, hice novillos (me salté la clase de hidráulica) y fui a la mayor aula que existía en la escuela. Me asusté al ver la cantidad de gente que allí habíamos acudido, pero tenía la esperanza de que con mis conocimientos y la ayuda de los conocimientos que mi padre me había compartido, ya que era empleado de la entonces única compañía de teléfonos de España, aprobaría el examen.
Una vez aprobado el periodo de pruebas, es el primer carnet que me hicieron en Telefónica.
El primer mes me mandaron a Barcelona, 60 pesetas era lo que nos daban al día como paga por asistencia al curso, así que hubo bastante gente que renunció ya que entonces en Barcelona en cualquier taller de electricidad se ganaba mucho más.
Segundo mes y sucesivos, los que habíamos escogido la especialidad de Transmisión, (existía otra que era la de Conmutación) nos trasladaron a Madrid y en lugar de pagarnos 60 pesetas nos incrementaron lo que nos pagaban a 90 pesetas, yo allí tenía a mis tíos, que vivían al lado de la central donde nos impartían las clases, así que la estancia en la capital de España me resultó gratis.
Anverso del carnet de mi estancia laboral en Venezuela, representando a la Compañía Telefónica Nacional de España, como mando intermedio, encargado de equipo y encargado de zona. Teníamos la acreditación de director general, podíamos acceder a cualquier zona dentro de una central telefónica.
Ya que hablo de dinero, voy a seguir haciéndolo. En Venezuela el sueldo no nos lo daban a nosotros, se lo ingresaban a nuestras familias en España, nosotros recibíamos la dieta internacional si estábamos en Caracas y doble dieta si salíamos a trabajar fuera de la capital, no obstante esa doble dieta era repartida al 50% con los que estaban siempre en Caracas, para que no existiera una diferencia notable en los emolumentos.
Como representante de radio junto a mi compañero, nuestra estancia en la capital era simplemente anecdótica, íbamos a llevar informes de las actuaciones hechas en los distintos radio-enlaces, a los que nos mandaban para mejorar la calidad de las comunicaciones que por allí pasaban.
En España en aquella época la cantidad de comunicaciones simultáneas en los radio-enlaces eran de 1.800 circuitos telefónicos, en Venezuela, que era entonces un país muy rico, ya tenían 2.700 circuitos por cada radio-canal, pero muy mal conservados.
Reverso del carnet de la CANTV (Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela,) es una empresa estatal de telecomunicaciones venezolana.
Por cierto se me olvidaba, al terminar nuestro periodo de estancia en la nación venezolana, se nos dio a todos los «expedicionarios» un cheque de un millón de pesetas, ingresados en la cuenta del Banco de Santander que obligaron a abrirnos, en mi caso nada más llegar a España y ya en Madrid, hice una trasferencia a mi banco. Entonces cuando el sueldo de Telefónica era de unas 50.000 pesetas, estaba pagando 135.000 mensuales para la adquisición del piso donde vivo actualmente, así que mi estancia en Venezuela me solucionó muchos de mis problemas monetarios.
Último carnet, cuando me trasladaron de la Estación de Radio de Zaragoza a la central del Portillo, donde controlábamos, Zaragoza, Huesca, Teruel, Tarragona, Lérida y Gerona. Y donde hacíamos inspecciones de los equipos telefónicos de las mencionadas capitales y sus respectivos municipios.
Parece un trabajo muy interesante, te permitió viajar y conocer gentes, y realizar las tareas para las que te habías preparado, imagino que estabas contento. Abrazos
-Ester- Era un trabajo atractivo, aunque en ocasiones muy agobiante ya que si se cortaba un radio-enlace, tenías que ir deprisa y corriendo ya que quedaba incomunicaba una buena parte de España, si fallaba un grupo electrógeno, tenías que ir de día, de noche, con nieve o como fuera, debido a que si fallaba la red eléctrica (al principio los equipos funcionaban con 220 voltios), todos los radio-enlaces de la estación se iban a paseo.
Cuando me prejubilaron lo que mas me dolió, es no seguir dando clases a mis compañeros.
Abrazos
Lo que no nos dices es quien te dio el cheque, si Venezuela o España. Lo digo por si puedo reclamar algún reembolso. Que por esa época, yo ya pagaba impuestos.
-Senior citizen- En todo momento nos pagó España, el sueldo mensual en pesetas, que nos lo ingresaban en España para nuestros familiares y en Venezuela quincenalmente nos pagaba en bolívares.
Lo que dejas de manifiesto desde el principio es que estabas predestinado a una profesión a la que sentías una atracción irresistible. Y eso te ha hecho inmensamente feliz. Enhorabuena.
-Frajayo- Si es cierto, me gustaba y éramos un mundo aparte de la propia telefónica, pero también pasé mis enormes apuros.
En cierta ocasión subimos a la estación de radio de Codos (Zaragoza) otro encargado y yo, de la carretera general subía un camino asfaltado muy pendiente y todo curvas a la estación (2 Km, aproximadamente), como estaba todo nevado, nos paramos en medio de la carretera para poner cadenas, en un Land Rover las cadenas son muy difíciles de poner, y pensando si las poníamos delante o detrás me decidí por ponerlas en las ruedas de delante, llevaba puesta la tracción a las cuatro ruedas. En esto aparece la G.C. siguiendo nuestras rodadas y nos pregunta si a nuestro juicio, el autocar de Cariñena a Calatayud podría pasar. Al mirar sus ruedas vi que las llevaban completamente lisas, y me entró tal cabreo que les solté «Mire, ustedes son los expertos, pero desde luego si el bus lleva las ruedas como ustedes, no sale ni de la estación de autobuses de Cariñena».
Resumiendo pusimos las cadenas y empezamos a subir, casi al final en un ventisquero, nos quedamos atascados, el tramo que faltaba lo subimos andando, al día siguiente vinieron los de vehículos de Telefónica con un quita nieves a rescatarnos.
De ahí había que salir a Villarroya de la Sierra (unos 45 minutos sin nieve) dos horas nos costó, querían que lleváramos el coche a Zaragoza y que otros dos compañeros fueran a la avería de Villarroya, me negué en redondo, de acuerdo con mi compañero fuimos nosotros. Tras más de 36 horas volvíamos a Zaragoza. Ni horas extraordinarias, ni felicitaciones, solamente un jefe de sección de Conmutación que vino con los que traían el quitanieves se acordó de nosotros, nos trajo un enorme bocadillo de chorizo a cada uno.
No viajé al exterior, yo que era de Conmutación si que me recorrí parte España. El único carnet que me dió la compañía fue el de militarización, quiero recordar que por ahí está guardado.
Saludos
-emilio- De mecánico estuve en Salinas de Medinaceli (Soria), de operador en Ocaña (Toledo) y de encargado en Zaragoza, luego recorrí la mayoría de pueblos de Aragón con tres provincias catalanas excepto, Barcelona.
En mi caso aun tengo dos carnets más y otro de un economato que puso la compañía en Zaragoza, el de militarización lo tiré hace tiempo, me recordaba la mili que pase en Sidi Ifni y Las Palmas de Gran Canarias con una emisora militar.
Saludos
Un buen trabajo. Un beso
-Susana- Me gustaba mi trabajo, disfrutando mucho con ello.
Un beso
Qué buenos recuerdos. Trabajar en aquello que nos gusta es una gran suerte yo creo que para ambos (trabajador y empresa), pues trabajar feliz redunda también en una mayor y mejor productividad.
Enhorabuena por tan buenos recuerdos de tu vida laboral, Jubi.
Un abrazo
-bisílaba- Siempre me ha gustado la electricidad, desde crio, me enseñó mi padre y me montaba las radio galenas, para escuchar emisoras cercanas, y las iba perfeccionando. También acudí a muchas reuniones de radioaficionados que lo hacían en un café ya desaparecido en Zaragoza, pero entonces mis padres no podían permitirse el lujo de comprarme un mal equipo, aunque solamente fuera para escuchar.
Una de las razones por las que me escogieron entre todos los encargados de España para ir a Venezuela era esa, estar siempre a buenas con mis compañeros y con mis jefes, aunque estaba más a gusto con mi equipo que con los jefes y las pocas broncas que he echado, siempre han sido a los de arriba, por supuesto a ellos en persona.
Un abrazo
Un extraordinario periplo personal y laboral de quien, a la vista está, se siente orgulloso de su trabajo, por el que tanto luchó. Esos carnés con fotos muestran, además, tu evolución biológica en esas diferentes etapas ligadas a las comunicaciones.
Me ha parecido un artículo excelente, Jubi.
-Una mirada…- Cuando una persona va contando su vida y milagros es que se siente muy, pero que muy vieja, en este caso tenía unos cuantos carnets que iban memorizando mi vida en la compañía que siempre me acogió en su seno, cosa que en la actualidad es harto difícil.
Por supuesto desde los 21 años aproximadamente que ingresé en la compañía hasta que me harte de ir a estaciones de radio y llevar una vida relativamente un poco más tranquila el cambio físico ha sido notable.
Fuiste muy afortunado en trabajar en lo que te gustaba, viajar, ganar bien, proveer a tu hogar. Disfruto cuando tocas el tema laboral, porque te entusiasma recordar y cómo no, con todo eso.
Un fuerte abrazo.
*Ahora son una curiosidad los documentos anteriores.
-Sara O. Durán- La verdad es que si trabajas en algo que te gusta, estás satisfecho y contento tu y tu empleador.
Los carnet ahora, son eso algo que monetariamente no vale nada , pero es un recuerdo entrañable.
Un abrazo