Botón rojo y termostato

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Hoy quiero daros una buenísima noticia y es que, según mis cálculos, la guerra de Ucrania tiene que estar a puntito de acabar porque yo llevo tres días con la calefacción apagada.

Lo siento mucho por la población rusa, soy consciente de que estoy asfixiando su economía, pero no pienso encender la caldera hasta que su ejército retire sus tropas. La guerra es así. Es verdad que ni siquiera he hecho la mili, pero en casa tengo cinco radiadores apagados y acabo de anular una barbacoa para 20 que tenía el domingo que viene. No le tengo ningún miedo al Kremlin. Ahora cada vez que veo imágenes de un tanque ruso destrozado no sé si es más mérito de la resistencia ucraniana o del frío que estoy pasando. Supongo que mitad y mitad.

Así soy yo, alguien dispuesto a defender la democracia y el Estado de Derecho poniendo la caldera a diecisiete grados.

A partir de ahora nadie podrá decirle a la gente de mi generación que no sabemos lo que es una guerra. Ahora lo sabemos. Y esta es peor que la Guerra Fría. Porque en la Guerra Fría por lo menos te dejaban poner la calefacción. Esta guerra es mucho más cruda. Ana Botín y yo estamos destemplados.

Pero no pienso encender la calefacción hasta derrotar a Putin. Él tendrá un botón rojo, pero yo tengo un termostato.

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10 respuestas a Botón rojo y termostato

  1. ester dijo:

    Un poco de ironía y humor aligera los pesares de esta invasión que nos está doliendo como propia.
    Ojalá fuera esa la solución, tampoco le compramos mucho gas a Rusia, pero si que hace décadas que Europa podría haberse puesto las pilas y España podría haber subido de nivel si utiliza lo que tiene y lo mejora. Unos abrazos

  2. Susana dijo:

    Putin debe estar agobiado. :). Un beso

  3. Piruja dijo:

    Hola Emilio, bueno es sacar esa sonrisa que tanta falta nos hace, yo creo que mas bien en vez de la guerra del descerebrado, no ponemos los calefactores por la guerra de la luz, entre unos y otros lo tenemos calentito:)

    Besos.

  4. Me ha gustado más leerlo que escucharlo; la audición me ha parecido de lectura lineal, monótona, sin ese toque irónico que se desprende del texto.

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