Lo he oido en la radio, el locutor se refería a una carta anónima que circuló mucho en el 2004 por la red, hablaba de la juventud, me gustó la busqué en Internet y lo conseguí.
Reflexionando sobre aquellos años.
Este texto está dedicado a las personas que nacieron entre 1960 y 1975 (y antes). La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir a nuestra infancia. Aunque no todo el tiempo pasado fué mejor. Porque fuimos la generación de la «espera»; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando.
Teníamos que hacer «dos horas de digestión» para no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión para… todavía no sé para qué.
Pero… mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos: Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin airbag, hacíamos viajes de 10-12 h. con cinco personas en un 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, eso sin contar con que hacíamos auto-stop. Más tarde en moto, sin papeles, y no la habíamos robado. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico, y jugábamos a «lo que hace la madre hacen los hijos», esto es a ver quien era el más bestia.
Pasábamos horas construyendo nuestros carros de rodamientos para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que nos habíamos olvidado de los frenos. Lo mismo hacían los más afortunados con los coches de pedales, pero tampoco tenían freno y les duraban 2 días. Después de chocar con algún árbol, aprendimos a resolver el problema. Jugábamos a «churro va» y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.
Salíamos de casa por la mañana. Jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, solo a nosotros mismos.
Tuvimos peleas y nos «esmorramos» unos a otros y aprendimos a superarlo.
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos, flashes líquidos, «minis» o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada. Solo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Los sábados después de comer veíamos Heidi, y Marco. Nos encantaba, Orzowei, la casa de la pradera, Mazinger Z, Arfrodita… pechos fuera !!! recuerdas ?? Eso sí que era porno.
No tuvimos Playstations, Nintendo 64, vídeo juegos, 99 canales de televisión, películas en vídeo, sonido surround, móviles, computadoras ni Internet. Nosotros tuvimos amigos. Quedábamos con ellos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos.. Y jugábamos a las chapas, al peón, a las bolas, al taco, al rescate, al clavo…, en fin tecnología punta.
Íbamos en bici o andando hasta su casa y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel ¡Sin ningún responsable!
¿Cómo lo conseguimos? Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol, y comimos pipas y aunque nos dijeron que pasaría, nunca nos crecieron en la tripa ni tuvieron que operarnos el apéndice para sacarlas.
Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar y algunos incluso chupaban el grifo.
Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la «escopeta de perdigones», antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡¡DIOS MÍO!!
En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos. Los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repitieron curso. ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
Veraneábamos durante 3 meses seguidos y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar ISDIN 15, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena con foso y pescar con arpón.
Y ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no en un chat diciendo «: )» ó «: D».
Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si transgredíamos alguna ley, era inadmisible. ¡Ellos protegían las leyes!
Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad y aprendimos a crecer con todo ello. No te extrañe que ahora los niños salgan gilipollas. Si tú eres de los de antes. ¡Enhorabuena! Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, antes de que las APAS, abogados, legisladores, gobiernos y todo tipo de colectivos, ONG´s, etc. nos volvieran a todos unos imbéciles.
¡Qué tiempos aquellos! Parece increible que la sociedad haya cambiado tanto desde entonces. No quisiera ser niña en esta época.
Yo esperaba las dos horas de digestión reglamentaria haciendo problemas de mates. Siempre se me dieron fatal…
Un beso.
Joer, que bueno…me siento plenamente identificado (bueno, por los pelos…nací en el 60) 😛
Pero que razon tiene ese texto… La semana pasada, mi hijo (de seis años, no te lo pierdas!!!) se fumó una extraescolar….y nadie en el colegio le dijo nada :S. Hasta que no llegó a casa y le castigué, el tío tan feliz. En aquellos tiempos, del par de toñejas que te caían sólo por intentarlo se te quitaban las ganas de hacer pellas.
Un saludo
Iba a decir otra cosa que a las chicas NO nos dejaban hacer… pero es algo fuerte.
Me ha encantado este post, no en vano soy del 61…
Un besote.
Yo ya corría de niña, se me debió de quedar el tic 😉 así que.. siempre iba llena de pupas en las rodillas, pero me sentaban muy bien 🙂 y no me acuerdo ni las veces que rode por las escaleras 🙂
jaja, no sé pq pero me he acordado de eso¡¡ Me ha encantado tu post.
Besitos
Ya había visto este texto por Internet, pero cada vez que lo encuentro lo vuelvo a leer, porque es exactamente lo que ocurría. Mis recuerdos de la infancia están llenos de esos momentos.
Y sigo prefiriendo 1 «churro va», a 100 partidas con la Nintendo.
Churro, media manga, manga entera, ¿que será?
Hola tocayo, me parece que has generado una gran
Hola tocayo me parece que has generado una gran nostalgia en la gente de estas generaciones con este documento. Al leerlo me ha parecido una carta escrita por mi padre, que es del 52 y siempre está recordando cosas de su infancia y juventud, analizando las diferencias que hay con la mía. La verdad que visto desde fuera, ya que soy del 83, puedo decir que las generaciones pasadas estaban hechas con “otro pasta” a la de hoy en día. Pienso que son generaciones mucho más sanas (no en salud, sino en comportamiento, inquietudes…) que la mía y mucho más que las generaciones venideras.
Un saludo, sigue así
No es nostalgia…. me siento totalmente identificada.
y me gusto vivir este tiempo, mucho. Tengos muy buenos recuerdos. Pero eso no quiere decir que ahora sea malo, simplemente es diferente.
¿puede entrar una abuela muy joven que tendría entonces los 17 o 18 añitos maravillosos? Si, solo un poquito, porque podría escribir la Biblia en pasta. Las experiencias de un niño de capital no son tan ricas como las de un niño de pueblo,los juegos muy similares,pero teníamos mucha más libertad y más espacio físico,y juntoa esas ventajas había sus inconvenientes, que te conocía todo el pueblo y los pueblos de los alrededores,y el chivato de turno le decia a tus padres donde habías estado, con quien estabas que habías hecho y castigo al canto.
Puedo sentirme un ser previlegiado por la cantidad de experiencias que he tenido, conozco el campo,he trillado el trigo, montado en burro, mulo, caballo,cuando pequeña enlas agúeras, con 15 años o más a horcajadas, jugábamos a la rayuela, a la barde, a las bolas,a saltar el burro, a ser santas, nos creábamos nuestros propios columpios con ruedas de camión y no teníamos juguetes,al tobogan natural o arrastra culos… y cuando llegó la época del coqueteo… !el no va más¡..y buenas tardes D Unjubilado. No creo tenerte que decir enhorabuena porque la lleva intrínsica,pero si gracias por hacerme rememorar una parte de mi juventud,ahora estoy viviendo la otra. La década de los 60 hizo historia. Nina
Estoy con Nina en que no es lo mismo la vida de un niño que pasó su infancia en un pueblo que el que la pasó en la ciudad, de todas formas todo cambió demasiado y creo que ahora se proteje a los niños en exceso pero no por eso los niños aprenden a defenderse mejor de los peligros y por lo que se puede ver, no están mejor ahora que antes, ahora los niños se traumatizan por cualquier cosa.
Muy bueno tu relato de hoy. Un abrazo
¡Vaya, vaya, mira que ha cambiado todo!. la tartana de la leche; el carro de la basura tirado por mulos; el hielo, que lo vendían por trozos y lo dejaban en la puerta. Si, ha sido un buen recordatorio.
Un abrazo
Pues yo no creo que cualquier tiempo pasado sea mejor, creo que la memoria juega malas pasadas y selecciona solo lo que interesa. Si alguien quiere contar «batallitas» que las cuente como eran, no con adornos y con la perspectiva del tiempo. Y si quiere ver lo que pasa ahora que mire sin prejuicios y sin comparar solo la cáscara.
Y por terminar con algo diria que en miles de años sobre la tierra hemos avanzado mas bien poquito si seguimos con los mismos cuentos de vieja generación tras generación.
Sirenita Cada época tiene su encanto, cuando pasen 50 años, esta época se recordará de distinta manera a como se vé ahora. Yo también he esperado mis dos horitas, pero en el pueblo y con los amigos me saltaba la prohibición a la torera.
Besos.
Aitor Yo soy de bastante antes del 60 y también me siento identificado, quizás yo hubiera agregado o quitado alguna cosilla, pero lo dejé tal cual estaba, en loor al que lo escribió.
Un saludo.
Mandarina Nos quedaremos con la intriga de que es lo que a las chicas NO os dejaban hacer… Parece que este post a más de una/o le ha dado por decir el año que nació, así que aprovecho para decir que yo nací justo en el 75.
Un gran beso.
Brisa Pupas en las rodillas, en los codos y en la cabeza, cosas que actualmente casi no se ven. Los accidentes ahora suelen ser menos, pero más dramáticos.
Besos.
Gabriel ¡Media manga! -No, era churro.- ¡Anda que me has hecho trampa! Yo no conocía el texto, pero al oir parte de él por la radio, con los comentarios propios del locutor, memorizé un par de frases y nada más que lo busqué aparecieron unas cuantas referencias y se quedó tal cual. Te gano a las chapas que llevo a Bahamontes el Rey de la Montaña (de mi época).
Un saludo.
Emilio Me parece que las personas de mi edad, -soy más viejo que tu padre-, miramos con demasiada frecuencia hacia atrás ya que hacia adelante tenemos pocas cosas que nos puedan interesar. Pienso que son generaciones mucho más sanas; yo diría que también en salud, solo he faltado al trabajo en un par de ocasiones por sendas operaciones, acatarrarme casi nunca, alergias ninguna. Mi madre con 90 años no la he conocido nunca enferma y mi padre con 92 (ya fallecido) exactamente igual.
Un saludo a tí y a tu generación.
Cerise Estoy totalmente de acuerdo contigo, son recuerdos agradables ya que en esa época teníamos muchas menos preocupaciones que ahora, simplemente por la edad; y en cuanto a los tiempos son sencillamente diferentes.
Un besito.
Nina Ya lo creo que puedes entrar y contarnos tus experiencias. Yo he sido 9 meses de ciudad y tres (las vacaciones de verano) de pueblo, en la ciudad he jugado a todo lo que se dice en el post y más cosas que no aparecen. En el pueblo no solo he montado en mulas y yeguas, además he sido yeguacero (cuidado en el campo de las yeguas, recrios y mulas) siempre que ya se hubiera terminado la siega; yo engavillaba (nunca quise coger la guadaña) y trillaba, en cierta ocasión y por despiste, mi tío se fué a cazar y mi padre tuvo que ir a regar y yo con unos 15 años me quedé solo trillando con las dos mulas.
En el pueblo hemos hecho verdaderas diabluras desde soltar moscas de macho en el baile; que por cierto lo preparaba yo; hasta ir a «robar» almendras, peras, ciruelas… al huerto del vecino, siendo que si se las hubiéramos pedido nos las hubiera dado. Nina ahora estamos empezando a vivir nuestra segunda infancia.
Besitos.
Leo Parte de la contestación ya se la he dado a Nina, en lo que a mí se refiere; pero estoy de acuerdo con las dos en que la vida en la ciudad o en el pueblo era distinta. Ahora se protege mucho a los niños y sin embargo se les da una serie de libertades que antes no se hubieran consentido y luego hay pintadas, botellones, desprecio a todo lo ajeno… en una palabra libertinaje.
Un abrazo.
JulioYo nací en la calle Bolivia, pero me crié en la calle Don Pedro de Luna toda ella de tierra, el único vehículo a motor que pasaba diariamente en verano era el del hielo, que llamaba a las puertas para vender el hielo que se metía en las fresqueras. Y por las noches ¡Las doce y sereno! y te abría la puerta de la casa si se había cerrado.
Un saludo.
Carlos Martinez Creo que no se ha dicho que los tiempos pasados fueran mejor, simplemente distintos, en cuanto a mirar hacia atrás, la memoria y las ganas de no recordar cosas desagradables hace que solo nos acordemos lo que nos interesa. Yo no viviré pero te podría asegurar que un post parecido a este, pero con los adelantos actuales lo tendreís dentro de 50 años. El recordar como se vivía antes es hacer historia, (griegos, romanos, celtas… hace 40 años) en ningún caso es detener el progreso, cosas que hace muy pocos años parecían ciencia ficción hoy en día son realidades.
Un saludo.
Esto.. je je me sonrojo pero bueno.. las chicas, en esa epoca, se nos prohibía bañarnos cuando teniamos la menstruación, algo que hoy parece increible pero yo recuerdo todavía con pesar, y mi pobre culo más, las tortas que me daba mi madre cuando descubrió que no le hacía caso y me bañaba a la que ella se dormía.
Encontraba super sucia esa prohibición, nos amenazaban con toda clase de males…
En fin, ya ves que desde los 11 años que ocurría eso, hasta los 13 que me dejó por imposible, siempre fuí una «rebelde», pero limpita, eso si :).
Cómo que eres del 75????????????????????????».
Mandarina Aunque a los chicos en aquella época no se nos contaba nada, es una cosa que había oido, en realidad son costumbres que se van desarraigando y terminan por desaparecer.
Que más quisiera yo tener 31 años y estar jubilado, podría darme la gran vida y si la paga no llegaba, seguro que con esa edad encontraba trabajo rápidamente. Ayyy!! 31 años quien los pillara, aunque tuviera que estar en activo. Has nacido en el 61 y ese número coincide con mi…
Besitos.
Caramba! eso del 75 me despistó, imaginé que eras un «yoguirn»!, i es que ahora, casi todos son más jovenes que yo :).
Soy de Agosto del 61, por cierto, un buen año para el Rioja.
Un beso.
Gracias a Dios, a mi tambien me toco vivir una infancia de lo mejor…este correo o un similar me llego, me hizo recordar lo maravilloso que lo pase, sin cinturones de seguridad, sin cascos para la bici, sin coderas y rodilleras para los patines, sin pensar que tal vez si iba por la calle sola a buscar a una amiga me pudieran raptar…
He procurado que mis hijos viviesen algo similar, pero el entorno aqui es lo que te lo hace imposible…mas que eso!!
besitos de empiezo de semana de flojera!!
MandarinaCon tu edad estás justo en mitad de la vida, si te refieres a la red te doy la razón, imagínate con la mia debemos de ser media docena los que navegamos por internet.
Besitos
mnkantavivir Seguro que sería el mismo correo, pero yo me enteré justo el día antes de publicarlo. Aquí en España tampoco se pueden dejar solos a los niños en la calle actualmente.
Besos.
Estupendo el artículo, me ha devuelto a la memoria algunas cosas ya casi olvidadas. Entre ellas un viaje en 600 desde Asturias hasta Jaen con cinco a bordo y subiendo y bajando Pajares. Recuerdo a mi padre con la mano izquierda por fuera golpeando la puerta del coche para animarlo mientras subiamos a duras penas.
-Animo, venga machote que tu puedes.
Chisme Cotilla Yo el viaje más largo que hice con un 600 fué de Zaragoza a Roquetas del Mar (Almeria) el matrimonio y tres hijos pequeños y se me hizo eterno. Pero tenían una gran ventaja y es que yo mismo lo arreglaba y cualquier pieza se conseguia sin problemas y si no se tenía idea de mecánica el herrero del pueblo más próximo era capaz de dejarlo como nuevo. Eso sí; había que sacar el pie por debajo de la chapa y ayudarle a que subiera las cuestas.
Saludos