El anfiteatro de Mérida es un antiguo recinto para espectáculos de luchas de gladiadores que fue construido por el Imperio romano en la colonia de Augusta Emerita, actual Mérida (España), a finales del siglo I a. C..
Su construcción se planificó junto a la del adyacente y famoso teatro romano (que veremos en otro artículo), con el que conformaba la gran área pública de espectáculos de la capital de la Lusitania. Fue abandonado hacia el siglo IV d. C. y hasta principios del siglo XX permaneció parcialmente enterrado. En 1912 fue nombrado Bien de Interés Cultural y desde 1993 es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte del Conjunto arqueológico de Mérida.
El hormigón romano : Para construir el núcleo del anfiteatro, los romanos utilizaron opus caementicium, (hormigón) por la solidez que aportaba este tipo de fábrica. Emplearon cal, cantos y arena de río, así como anfibolitas (tipo de piedra) de tamaño medio.
El anfiteatro tiene forma elíptica, con un eje principal de 126 m y uno menor de 102 m, mientras que la arena mide 64 m por 41 m. Las gradas o cáveas de su lado este se construyeron sobre el cerro de San Albín, al igual que las del teatro adyacente.
Como en casi todos los edificios romanos de este tipo, sus gradas se dividen en tres sectores: ima, media y summa cavea —inferior, media y superior—. De la superior no quedan apenas restos y en la ima cavea se pueden observar las restauraciones que efectuó José Menéndez Pidal a mediados del siglo XX.
Sobre las primeras gradas se construyeron dos tribunas, una en cada extremo del eje menor del anfiteatro. A la del oeste, reservada para las autoridades, se accede por dos escalerillas que parten de la galería que viene de la puerta principal. La del este, que cuenta con dos escaleras que la comunican directamente con la arena, era ocupada por la persona que financiaba el espectáculo.
La arena, de forma elíptica, era donde se desarrollaban los espectáculos. Está separada de la cávea por un alto podio para proteger al público. En la antigüedad este murete estuvo recubierto de mármol, rematado por una cornisa y decorado con las pinturas murales.
Avance y retroceso manual, preferible ver las diapositivas a pantalla completa.
Fuentes consultadas : Wikipedia, Fotografía Demetrio Fernández, Tras las huellas de Heródoto.
Siete siglos dieron tiempo a muchas construcciones, las de Mérida son de las mejor conservadas y tu nos vas dando buena información al respecto. Un abrazo
Ester No creo que las obras actuales aguanten tanto tiempo, antes las obras se hacían para demostrar a todos el poder de un imperio, en la actualidad las obras se hacen para salir en la foto, ganar unos euros y luego nadie se responsabiliza de que la obra se hunda en pocos años.
Un abrazo
Pues yo solo me acuerdo del teatro… 🙁
Salud
Genín El anfiteatro y el teatro están juntos y unidos por una esquina, quizás por ello no recuerdes pensando que todo era uno.
Saludos
Me ha gustado mucho, muchas gracias.
Felices fiestas !!
trimbolera Me alegra que te haya gustado.
Lo tienen como se debe. En Sagunto caimos en manos de unos socialistas estupidos que quisieron cubrir las gradas de marmol e hicieron una barrabasada histórica. Prometieron que sería reversible y han dejado un empastre histórico sin arreglo posible,
Como se puede meter un político a reconstruir la historia, no se lo perdonaré nunca.
Jesus No tenía ni idea, ahora gracias a ti voy encontrando información al respecto.
El Supremo obliga a quitar el mármol del Teatro de Sagunto
Debían de ser unos espectáculos la mar de desagradables.
Calandra No te lo puedo confirmar ya que entonces yo era un crio y no me dejaban entrar.
Muy interesante. La prueba de que Mérida tiene mucho que ofrecer.
Tawaki En cuestión de monumentos romanos, son muchos, en un plano que nos dieron al sacar los ticket, constan 30 monumentos.
No puedo decir lo mismo de los edificios actuales ya que francamente no vimos nada moderno que llamara la atención.
Un gustazo recontemplar esa vieja arquitectura que hace cabalgar la imaginación al pasado.
Una mirada… ¡Ojo! No vaya a salir por algún agujero algún león hambriento y te confunde con un funcionario.