Dos personas mayores, él viudo y ella viuda también, se conocían hacía varios años.
Una noche hubo una cena comunitaria en la Casa Club.
Los dos sentados en la misma mesa, uno frente al otro.
Durante la comida él la miró, y la miró admirado y finalmente juntó el coraje para preguntarle : – «¿Quieres casarte conmigo? «
Después de unos segundos de «cuidadosa consideración», ella respondió : – Sí. Sí, acepto! «
La comida terminó y, luego de algunos intercambios agradables de palabras, se fueron a sus respectivos hogares.
A la mañana siguiente, el despertó preocupado y dudoso de la respuesta.
«¿Dijo»sí «o dijo no’?
No podía recordar.
Lo intentó y lo intentó, pero simplemente no recordaba, no tenía ni siquiera una vaga idea; inquieto, fue al teléfono y llamó a su amiga.
En primer lugar, le explicó que su memoria no era tan buena como solía serlo. Luego le recordó la noche hermosa, que habían pasado y con un poco más de coraje, le preguntó : – «Cuando te pregunté si querías casarte conmigo, dijiste, sí o no?»
Él quedo encantado al oírla decir : – «Te dije que sí, que sí, acepto y lo dije con todo mi corazón. «Y estoy muy feliz de que me llamaras, no podía recordar quién me lo había pedido.»
Recibido por correo, pero no recuerdo quien me lo ha enviado… Gracias Luis.
La imagen de … esto… ya no recuerdo… bueno copiada de la red.
Tenía pensado hacerte un comentario pero se me ha olvidado qué es lo que quería decirte. Saludos
Esto lo he leído en otro sitio, pero no recuerdo donde.
Cuando nos sentimos jóvenes y amorosos, no nos debería importar mucho la edad que tengamos.
La falta de memoria, ese gran problema que al final nos acabará atrapando a todos.
Simplemente genial.
Saludos