Para los que empiezan las vacaciones con su pareja, les recomiendo este vehículo, no debe de ser muy caro ya que lo he recibido por correo. Gracias Luis.
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Echas la vista atrás y recuerdas los medios de comunicación que entonces empleábamos. Autobús o en tercerola en tren de RENFE en viajes muy puntuales; ir al pueblo, a unas fiestas, a visitar a la abuela residente en otra población.. .Yo, al menos, no recuerdo ir de vacaciones a algún lugar sea de playa o de montaña. No se estilaba eso en nuestros tiempos aledaños a la postguerra.
Lo del coche y los veraneos eran cosa de ricos. Nuestras vacaciones se fundían en las riberas del rio y tomar la fresca a la anochecida puertas al campo.
Luego llegó mi primer SEAT 850, pero como tenía cinco hijos no daba el pobre de si para acogernos en las grandes rutas. No existían ni los Todoterreno y los Monovolúmenes. Aburrido, quité el coche.
No está mal el cacharrín, pero demasiado moderno para mi.
yo quiero tenerlo!!!
El cacharico este no está nada mal. Yo le mejoraría dos cosas, le pondría pedales para hacer ejercicio y no contaminar y lo haría plegable para aparcarlo en cualquier hueco.
Frajayo Mi primer coche fué un Seat 600 de tercera mano, me costó 25.000 pesetas, mi primer viaje en serio fué a Madrid a ver a mi novia, el trayecto que ahora me cuesta tres horas, me costó nueve, pero claro a mitad del camino me dice la Guardia Civil, hay que poner cadenas, yo no las llevaba y tuve que recorrerme un montón de talleres para encontrar unas cadenas de un Seat 1500, que una vez puestas se salían a dos por tres.
Cuando llegué a Madird, me dice mi novia «vamos a probarlo» mi contestación fue que aunque lo hubiera aparcado en mitad de La Castellana de ahí no se movía hasta la mañana siguiente.
Desde entonces siempre he tenido coche.
bidul Recuerdas el coche fantástico de la TV. «Quiero ir a Paris, a Londres, a Moscú».
– De acueerdooo, pero no toques los maandooos, para nada»
Marta Salazar Toma y yo.
Toupeiro Me apunto a los pedales con una «buena» ciclista al volante, te puedo asegurar que le daría ánimos.