Juan March Ordinas (Santa Margarita, Baleares, 4 de octubre de 1880 – Madrid, 10 de marzo de 1962) fue un empresario y financiero español, considerado uno de los más influyentes del siglo XX.
Su financiación del golpe de Estado de 1936 contra el gobierno de la República fue clave para el éxito de los sublevados. Fundador de la Banca March en 1926 y de la Fundación Juan March en 1955.
Murió en Madrid, a causa de las lesiones producidas en un accidente de tráfico, a los 81 años de edad.
La astucia de March vence a la aduana.
Un transporte marítimo arribó con un cargamento de zapatos; al descubrirse que todas las unidades eran del mismo pie, se procedió, en plena economía de guerra, a la incautación de la mercancía y su posterior subasta, que sólo podía interesar a March, conocedor de que otro barco sería incautado por semejante circunstancia, aunque en este caso se tratase de los zapatos que hacían pareja con el cargamento primero. De este modo, a un bajo precio, obtuvo una partida importante.
Bernardo Díaz Nosty, 1977 -Biógrafo de Juan March.-
El infalible sistema de cobro de March.
Durante la Guerra de Marruecos don Juan March y su socio Jorro (en el negocio de las armas) suministraron gran cantidad de rifles a Abd-el-Krim, Juan March conocía bien a los moros y sabia que no eran de fiar, por tanto ideó un sistema infalible para cobrar y evitar que las cabezas de sus hombres rodasen por el desierto (como ocurrió en una ocasión): Los hombres de su organización abrían las cajas en alta mar y quitaban las agujas de los percutores a los rifles “mauser” (sin los cuales, aquellas armas eran totalmente inútiles), y una vez en tierra, el convoy se dirigía a un punto de encuentro preestablecido (el contacto se había llevado a cabo por medio de códigos cifrados ideados por Juan March) y se procedía al intercambio de los rifles por el precio preestablecido, generalmente en oro.
Cuando los hombres que habían efectuado la entrega de los rifles habían regresado con el oro al barco, se ordenaba la salida de una barca con las agujas de los percutores hasta la costa y allí la entregaban a los insurrectos.
Con esta estrategia aparentemente simple, Juan March a la vez que aseguraba el cobro salvaguardaba la vida de sus hombres evitando tentaciones a los moros.
Juan Monjo March, 1917 aprox. -Sobrino de don Juan March.-
Está claro que fue un hombre muy inteligente, he estado alguna vez en el Museo de Palma, y es una maravilla, desde la Fundación se promueve la cultura y facilita la investigación. Un abrazo
-Ester- Inteligente y emprendedor como ninguno, se metió en todos los negocios posibles limpios y sucios, estuvo en la cárcel, también fue acusado de asesinato, aunque no lo pudieron demostrar, en una palabra se dedicó a todo lo que pudiera proporcionarle una peseta.
Un abrazo
Se ve a distancia que estas anécdotas están recogidas por personas de su misma cuerda.
-Senior citizen- La de los zapatos no aparece en la biografía de Wikipedia, la de los fusiles si. De la primera yo me enteré en Venezuela.
Está claro que el hombre era un tiburón de los negocios, ya fueran legales o ilegales, porque pasó de humildísimo campesno a tratante de cerdos y a partir de allí, con muy buena mano para el contrabando, montó su imperio donde tocó todas las teclas: petróleo, banca, electricidad, compañías de transporte terrestre y marítimo… Vamos, que donde no poseía acciones y/o mando este señor es porque la empresa no había sido creada todavía. Hasta político fue. Y, claro, conspirador necesario para la sublevación del 36.
-Una mirada…- Muchos personajes millonarios tienen algo en común con Juan March, proceden de familias humildes y van tocando todos los negocios posibles hasta que construyen un imperio.
Me has recordado uno de los «dichos» de Périch en su libro «Autopista»:
«A partir de 10 millones, los hombres honrados se cuentan con los dedos de una oreja»
🙂
-bisílaba- En la actualidad dispongo en efectivo de esos 10 millones de pesetas, y sin embargo no tengo dedos en 60 minutejos y me considero honrado. Lo primero podría ser verdad, lo segundo es totalmente cierto.
Jajaaaa Jubi 👍
Bueno, eran diez millones de los años 70
-bisílaba- 10 millones de los años 70 son iguales a 10 millones de ahora, el problema es que antes con ese dinero te podías comprar un chalet y ahora casi no te llega para un chaqué.
Dejando al margen lo legal o no de sus actos, las anécdotas que comentas denotan una mente dotada no sólo de la inteligencia necesaria para cuanto consiguió, sino también de ambición, de visión de futuro y de un ingenio poco común.
Abrazo!
-bisílaba- Como hombre de negocios, aunque fueran turbios fue un gran negociante, emprendedor donde los haya, comparable a Rockefeller como personas decididas en montar cualquier tipo de comercio que le implique un beneficio.