Historia del tapón de corcho ¿Cómo se inventó el tapón de corcho para el vino?
Los griegos en tiempos clásicos almacenaban sus caldos en barricas, odres y ánforas de arcilla que invariablemente taponaban con trozos de tejido impregnados en aceite de oliva, o lacraban y cegaban con barro arcilloso.
Pero estos sistemas evitaban que pudiera circular el aire, incapaz de penetrar en el interior del recipiente, volatilizando los aromas naturales: el taponado con arcilla hacía imposible la transpiración y el vino se pudría.
Tampoco los romanos, a pesar de que fueron grandes amantes del vino, dieron con la solución. Ignoraron el envase de vidrio que ya conocían que empleaban en otras cosas, y desconocieron el tapón de corcho a pesar de que conocían las propiedades del producto y se aprovechaba el alcornoque para otros fines.
A los romanos les gustaba hablar del vino y sus misterios, pero seguían taponando sus barricas con arcilla o estopa, retales de tejido empapados en aceite o en grasa animal, y como consecuencia el vino duraba poco. Fue el cierre hermético y poroso lo que solucionó el problema: el tapón de corcho.
Aunque el corcho era conocido desde tiempos remotos, no empezó a ser usado como tapón hasta el siglo XVIII.
Cada años millones de peregrinos viajan a Compostela realizando el Camino de Santiago. Pocos saben que en la Edad Media un monje francés realizó el mismo camino en busca de un tapón. Fue en uno de estos viajes de peregrinación cuando se inventó el tapón de corcho.
Una teoría asegura que el tapón de corcho que sirve para cerrar las botellas de vino fue ideado a comienzos del siglo XVIII por un monje benedictino francés en un viaje de peregrinación a Santiago de Compostela. Aunque el corcho era conocido desde tiempos remotos, no empezó a ser usado como tapón hasta este momento.
Ese monje se llamaba Dom Pierre Pérignon (más conocido como Dom Perignon, inventor del popular vino espumoso de Champagne), quien se fijó en las bondades del corcho como cierre de las vasijas usadas por los peregrinos a modo de cantimploras, tras lo cual dedujo que podía ser el material ideal para cerrar las botellas de vidrio de forma casi hermética y conseguir una mejor elaboración de su conocido Champagne.
Este monje genial, catador de vinos, aseguraba que un cierre hermético permitía conservar el gas carbónico producido durante la fermentación de primavera, fermentación responsable de la producción de la espuma.
Fuentes consultadas : Vinetur y Curiosfera.
A base de múltiples intentos, hasta encontrar lo idóneo para cada cosa que luego funciona como si fuera lo más lógico y normal del mundo. Pero cuánta gente estuvo en ello para lograrlo.
Abrazo.
-Sara O. Durán- Las cosas que se inventan o se descubren suelen tardar muchos años en poderlas encontrar, es lo que ha pasado con el corcho para tapones de botellas.
Un abrazo
Y en la actualidad las grandes bodegas luchan por conseguir tapones de buen corcho que no sólo preservan el vino de agentes exteriores, sino que además permite el final de su crianza, San Vicente de Alcántara, en Extremadura es donde se fabrican la mayoría de ellos. Me ha encantado conocer todo lo que nos cuentas. Un abrazo
-ester- Me alegra que te haya gustado la información recopilada de varias fuentes.
Un abrazo
En Málaga está el Parque Natural de los Alcornocales y de ahí se saca también mucho corcho.
-Senior citizen- Completamente de acuerdo contigo, aunque la mayor parte del parque natural pertenece a la provincia de Cádiz y sólo una parte es de la provincia de Málaga.
El admirado Dom Perignon, no solo propició el placer de degustar del mejor vino como es el chapagne, sino que hasta descubrió el tapón de corcho para que esos caldos, y los demás de bodega, conservaran todas sus propiedades. Felicitémonos.
-Frajayo- Dom Perignon debió de ser un crack en cuanto a vinos se refiere y luego con el descubrimiento del tapón de corcho.
Un monje perspicaz , y eso que ignoraba hasta qué nivel llegaría ese caldillo que fabricaba.
Lo que ha dado de sí un simple tapón de corcho.
-Una mirada…- Este comentario tuyo, me ha recordado una frase muy conocida «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad», dicha por Neil Armstrong cuando puso su pie izquierdo en la Luna y pronunciara su famosa frase.
Buena historia tiene este tapón que también sabe conservar esos caldos que saboreamos bien.
Buen fin de semana Emilio.
Un abrazo.
-Laura.M- En ocasiones un pequeño detalle u objeto, tiene una gran historia detrás de el.
Un abrazo