Son las mascarillas de rejilla, también llamadas «quita multas», y están haciendo furor.
El problema es que su grado de protección es nulo. Si se sopla una llama, con la mascarilla quirúrgica no se apaga y con la «quita multas» a la primera, debajo del grifo es como un colador y con un spray deja pasar las partículas.
A pesar de esto se venden en bares, en tiendas, en gimnasios y hasta en farmacias, que no las recomiendan pero la venden. Los fabricantes afirman que es segura porque tiene la certificación UNE 65 validada por el laboratorio ITEL.
El Colegio Oficial de Farmacéuticos asegura que este laboratorio ha sido expedientado por el Ministerio de Industria y recomienda no comercializar mascarillas certificadas por ellos.
Si alguien quiere una mascarilla solo para evitar la multa es mucho mas barato que comprarse esa el llevar la misma siempre. Tampoco te protege y puedes contagiar pero con unos céntimos sales del apuro. Mientras existan gilis no acabaremos con los contagios. Un abrazo
-ester- A este paso vamos muy mal. Hoy están diciendo que endurecen todas la medidas para evitar contagios, al final terminaremos con confinamiento en casa.
Un abrazo
Como dice una amiga, este virus afecta al cerebro…
-Senior citizen- No lo dudes, las personas reaccionamos de distinta manera y una de ellas podría ser esa.
Vaya ocurrencia han tenido. Un beso
-Susana- Eso y nada es lo mismo, como ya se ve en el vídeo.
Un beso
No creo que haya de estarse en posesión de ningún título sanitario para entender que esa rejilla es una peligrosa tomtería.
-Una mirada…- Lo mas llamativo es que le hayan concedido la certificación UNE 65 validada por el laboratorio ITEL.