Un millonario promueve una fiesta en una de sus mansiones y en determinado momento pide que pare la música y dice, mirando para la piscina donde cría cocodrilos australianos.
Quien se tire a la piscina, consiga atravesarla y salga vivo del otro lado ganará mis autos, mis aviones y mis mansiones.
En ese momento, alguien salta a la piscina… La escena es impresionante.
Lucha intensa, el intrépido se defiende como puede, sostiene la boca de los cocodrilos con pies y manos, tuerce la cola de los reptiles.
Mucha violencia y emoción. Parecía una película de Cocodrilo Dundee!.
Después de unos minutos de terror y pánico, sale el valiente hombre lleno de arañazos, hematomas y casi desnudo.
El millonario se aproxima, lo felicita y le pregunta: Dónde quiere que le entregue los autos y los aviones?
Gracias pero no quiero sus autos ni sus aviones.
¿Y las mansiones?
Tengo una hermosa casa, no preciso de las suyas. Puede quedarse con ellas, no quiero nada que sea suyo.
Impresionado el millonario pregunta: Pero si usted no quiere nada de lo que ofrecí, entonces ¿Qué quiere?
Encontrar al mal nacido que me empujó a la piscina!!
MORALEJA: Somos capaces de realizar muchas cosas que, a veces, nosotros mismos no creemos, basta con un empujoncito. Un mal nacido en ciertos casos es útil en nuestras vidas!!
Sí, muy buena la moraleja… pero yo también iría en pos del maníaco del empujoncito.
-Una mirada… – Muy de cuento la historieta, pero creo que además de buscar al del empujoncito, la mayoría se quedaría con lo prometido por el millonario.
Que buena historia, la moraleja es para tenerla en cuenta, muchas cosas logradas las debemos a una situación, a un hecho que nos ha empujado a tomar la decisión. Pero el empujón a la piscina ha sido tremendo hay que coger al autor y darle un merecido. Abrazossss
-Ester- Una historia de cuento, pero como acabo de decir además de coger al del empujocito seguro que también querríamos las riquezas del millonario.
Abrazos
Hay que coger al autor de empujón y luego denunciar al millonario por tener esos animales en su mansión.
-Senior citizen- Posiblemente el millonario contaría con todos los permisos pertinentes para tener esos animales en casa, aunque seguramente hoy en día no se los darían.
jajaja Me lo recordaste, lo tenia olvidado… 🙂
Salud
-Genín- Antes las historias que se contaban en internet, eran al menos a mi juicio, bastante mejores que las que hoy en día circulan por la red.
Saludos
La que puede liar un empujoncito.
-Manuel- Los pequeños empujones son bastante comunes en las piscinas, claro que no suele haber cocodrilos en ellas.
Pobrecillo. Pues sí, a veces necesitamos que alguien nos de ese empujón para atrevernos.
Un abrazo.
-Sara O. Durán- Menos mal que el pobre hombre sabía nadar.
Un abrazo
Mira que soy inocente, me lo estaba creyendo, ya estaba yo pensando: pobres cocodrilos cómo los utilizan. Soy un caso.
SAludos.
-Manuela Fernández- Simplemente es una historieta que no creo que nunca pueda llegar a existir algo igual o similar, pero que sirve para publicar una moraleja que seguramente nos pueda venir bien a todos.
Saludos
Como las buenas historias da que pensar.
Aunque al principio pienso que la respuesta de la persona empujada a la piscina sería la más lógica, cuando lo ‘repienso’, creo que más de una vez habría agradecido un empujoncillo, aunque no a los cocodrilos, claro.
Aún así habría que ver la cara del que le empujó viendo el resultado final!!
-UnoMas- Guantes para protegerse de los cocodrilos me imagino que no tenéis.
Los que yo tengo los utilizo para trabajos en jardinería, poda y trabajos de carpintería con martillo o sierras.
Gracias por la visita y el comentario.
Una verdad como un templo.
-Tawaki- Para ejemplo, no viene nada mal.