La expresión «Mantenerse en sus trece», «Plantado en sus trece» o «Plantarse en los trece» corresponde a una actitud de no transigir. Dícese de aquel que se obstina con terquedad en su propósito u opinión, aunque los argumentos en contra sean sólidos o incluso irrefutables. Sobre el origen del dicho existen varias teorías de distinto peso y calado.
Algunos afirman que el dicho tendría su origen en un juego de cartas medieval, muy similar a las contemporáneas siete y media, en el que la baza máxima eran quince puntos, por lo que era frecuente que el jugador más o menos timorato se plantara en trece desoyendo los argumentos de los que a sus alrededor le aconsejaban arriesgar pidiendo otra carta que le llevara a la gloria.
Otros opinan que hay otra posibilidad muy sugerente y, como mínimo, igual de bien fundada. Interviene la Inquisición. El judaizante se resiste a renegar de su fe, compendiada en los trece artículos, dogmas o principios en que, en su Misné Toráh, Maimónides resumía la ley mosaica. Con frialdad asesina, el inquisidor hace constar: «Sigue en sus trece». Y el marrano (*) es declarado contumaz y relapso.
Aunque la más sólida nos remite a Pedro Martínez de Luna, el Papa Luna (1328-1423), coronado como Benedicto XIII en el tiempo del cisma de occidente, en el que durante mucho tiempo el papado fue bicéfalo, con un Pontífice en Roma y otro en Avignon, el conocido como Cisma de Occidente.
Su nombramiento chocaba de pleno con aquellos que reconocían a Bonifacio IX como Papa legítimo. Pero cuando Francia retiró el apoyo a Benedicto XIII, y con ello la sede episcopal de Aviñón, el Papa Luna se trasladó a vivir al Castillo de Peñíscola, donde siguió manteniéndose en su puesto de pontífice, a pesar de recibir todo tipo de presiones para que renunciara, lo que provocó que rápidamente se comenzase a utilizar, refiriéndose a él, la expresión «sigue en sus trece». Evidentemente ese trece era una clara referencia al número que acompañaba su nombre papal: XIII
Dice la historia que cuando Benedicto XIII embarcó en el puerto francés de Colliure, para dirigirse a su exilio de Peñíscola, se levantó una tempestad y que el anciano pontífice, en la proa de la galera, invocó al cielo pidiendo salvarse si en realidad era él el legitimo papa. Se calmó la mar y el viento y Pedro de Luna exclamó «soy Papa».
(*) Dicho de un judío converso: Sospechoso de practicar ocultamente su antigua religión.
Fuentes : Cervantes, Historias de la historia, Muy interesante, Blogs 20 minutos.
Feliz semana.
Trini Altea Igualmente para ti. que lo pases muy bien por Almería.
Cualquiera sabe cual versión es la verdadera…
Salud
Genín Todas ellas podrían ser ciertas, sin embargo la que mayor probabilidad de que sea cierta, es la última, la del papa Luna, Benedicto XIII.
Saludos
Muy bien documentado, pero estas en un error en cuanto al dicho mas bien es el de el juego de cartas, no dicho por mi, sino por Adro Xavier en su bien documentado libro del Papa de Peñiscola, y encuanto a que se popularizó cuando S.S Benedicto XIII se aisló en Peñiscola, es un error de bulto, ya que el dicho atribuido a él erroneamente, es de mediados del siglo pasado. No olvides Jubi que por ejemplo san Vicente Ferrer dijo » que aunque era el verdadero papa, por el bien de la Iglesia debia dimitir» En mismo Benedicto XIII, dijo que antes se dejaria desollar que ir encontra de su conciencia. Quienes vivieron en su tiempo decian de él » Este papa, peca en exceso de virtud», algun dia, se esclareceran misterios de esta situacion que es algo inentendible para los ojos actuales. Se estan dando pasos en este sentido Peñiscola sabe vivir de cara a este gran personaje Y como siempre Un abrazo y me ha llegado esta entrada de casualidad
Francha No he leído el libro de Adro Xavier, pero me imagino que será también una opinión personal del Reverendo Jesuita Alejandro Rey-Stolle Pedrosa, más conocido por el seudónimo de Adro Xavier.
Un abrazo
No es ninguna valoracion personal del autor, sino que lo fundamenta muy bien
Francha Será cuestión de comprar el libro para enterarse.
También considero que la teoría mejor argumentada es la del illuecano. Tozudo que era el hombre… «Papa sum et XIII«.
Y cómo disfrutaría viendo morir a sus detractores mientras él se hacía viejete, viejete en una época donde pasar de los cincuenta ya era una proeza. Y él tenía 94 cuando murió.
Una mirada… Con respecto a la edad, creía que era un error, tuve que comprobar en un par de sitios para confirmar que efectivamente había vivido esos 94 años. La historia a grandes rasgos la conocía, pero ni remotamente me imaginaba que en aquella época se pudiera vivir tanto.
Pues a mí me parece más creíble la de los judíos.
Senior citizen En mi caso según la información que he ido consultando me parece más factible la del Papa Luna.