– Jubi, no se quien puede ser el culpable pero tenemos muchas catástrofes.
Es cierto:
Declaran alerta verde en cuatro provincias de Panamá por mal tiempo
La ONU advierte que en Bolivia se desforestan 300.000 hectáreas cada año
Aumenta la actividad eruptiva de volcán La Cumbre en Galápagos
Sismo de 4 grados en centro andino de Ecuador, cerca del volcán Tungurahua
Greenpeace denuncia comportamiento errático en plan de saneamiento Riachuelo
Advierten sobre riesgos del aumento del nivel del mar en áreas costeras
Los Abruzos registra un nuevo terremoto de 3,6 grados en la escala de Richter
Los desastres causados por el clima afectarán a 375 millones de personas 2015
Todo ello visto en ADN.es en el día de hoy.
No quiero seguir pero es suficiente con echar un vistazo a los periódicos para ver que el nivel de agua en los mares, está subiendo, la temperatura global sigue aumentando, los Polos Norte y Sur se están derritiendo, las especies animales emigran a otros climas para poder seguir subsistiendo, terremotos por doquier, en muchas áreas del planeta no llueve, en otras hay inundaciones, incendios forestales…
– Jubi, que negativo estas hoy.
Lo siento, pero creo que entre todos estamos dejando un Planeta moribundo a nuestras futuras generaciones.
Caray… Si lo sé, no vengo. O como decía mi hija: «Si lo sé, no nazco».
Me llama la atención, entre tanto desmás y catástrofe consecuente, no encotrar una pequeña. Quizás, si pillásemos a las catástrofes cuando aún son pequeñas, no crecerían. Ese papel que tira el niño, cuyo padre sonríe comlaciente; el aceite que el amo o ama de casa arroja al sumidero… esas pequeñas catástrofes que parecen no ser nada, y suman, y restan. Suman ignorancia y restan educación, responsabilidad, conocimiento…
¡Ay, Emilio!
Quien nos ha visto y quien nos ve.
Añoraos, porque valoramos lo que se fue, y nos da mucha rabia no poder dejarlo en herencia.
Un abrazo.
La verdad es que si los que tenemos unos pocos añitos recordamos nuestra infancia o juventud (la primera, porque ahora estamos en la segunda o tercera, ya no sé) el paisaje de nuestra memoria no se parece en nada al actual. Faltan árboles, faltan especies animales en los rios, en los mares, en el cielo, la transparencia y la potabilidad de las aguas ya no es la misma, los alimentos ya no tienen tanto sabor ni olor, etc. etc.
No hay más que mirar hacia atrás para darse cuenta que van mermando las bellezas naturales a costa de más cemento, más farolas, más escaparates, más contenedores de basura… ¿Pararemos de contaminar? ¿Frenaremos el consumo devastador?
Si tuviese hijos todo esto me apenaría mucho más.
Un abrazo y buenos días.
Le Mosquito Todos deberíamos de ayudar, estamos entre todos degradando nuestra Casa. Recuerdo de crío que yo bebía agua de los riachuelos y barrancos en el Pirineo, ahora nada mas que te acercas, en muchos de ellos «bebes» el olor de los desagües, además de estar invadidos por las algas.
Un abrazo.
Chela Como ya he comentado a Le Mosquito, estamos entre todos matando a la Tierra, hace 50 años yo bebía un agua limpia en riachuelos y barrancos en el pueblo de mi padre, ahora están casi secos o bien llenos de algas. Pese a no existir casas por encima de ellos la contaminación es clara, por lo que tengo que pensar que estas algas se producen del aire contaminado que existe, así como de los abonos que los agricultores echan en los campos, para aumentar la productividad.
Un abrazo
Sí, de acuerdo. Yo también he conocido el agua y el aire limpio. Lo añoro.