¿Que hace este soldado con una especie de palo en la boca de ese gatito?
Ocurrió en la guerra de Corea en 1952. La historia es tan curiosa como la propia fotografía y se ha podido conocer gracias al blog Rare Historical Photos.
Frank Praytor, el que aparece en la foto, firma un extenso artículo, en el que desvela de dónde salió exactamente la gatita.
Praytor estaba destinado en Corea como corresponsal de los marines. Recuerda con detalle el día en que uno de sus compañeros disparó cruelmente a una gata «porque no paraba de maullar»; y su sorpresa al comprobar que bajo el cadáver había dos crías con escasos días de vida. Decidió adoptar una de ellas y llamarla Miss Hap. Su hermana fue acogida por otro soldado, pero no sobrevivió durante demasiado tiempo.
En la fotografía, Praytor se ve apoyado en sacos de arena con una pistola enfundada en la cadera y su casco de seguridad apoyado en su rodilla. En su mano izquierda sostiene un gatito, cuidando delicadamente darle el «biberón» con un gotero.
Posteriormente la empezó a alimentar con carne de latas de racionamiento. Después Praytor la dejó para volver a casa, ella se convirtió en una especie de mascota para la oficina de información pública de la compañía.
Más adelante con otro militar destinado en Corea, Conrad Fisher. Dice Praytor que pudo verlos juntos en un reportaje del «Chicago Tribune», en el que Fisher declaraba su intención de llevarse con él su mascota cuando volviese a Estados Unidos. No sabe si finalmente lo hizo, pero confiesa que le gusta pensar que sí. Jamás olvidará que, de algún modo, Miss Hap y él supieron echarse una mano mutuamente en situaciones delicadas.
Créditos : Rare Historical Photos y ABC
Las guerras tienen ese lado de humanidad que mantiene a los soldados un poco mas «en casa» Curiosa la fotografía y que haya llegado hasta nuestros días. Lo que no me sorprende es que tu la hayas encontrado, ya no me sorprende, eres mi fuente de información. Un abrazo
Ester Lo de encontrarla, tiene su lógica, ojeo muchos periódicos, muchos blogs y en ocasiones siguiendo una noticia que no termina en nada, me encuentro con otra que puede resultar interesante.
Un abrazo
Sin duda el ver tan cercana la muerte, da un mayor sentido a la vida de cualquier clase.
Jesus Entonces me imagino que te agarras a un clavo ardiendo, para tratar de mantener la integridad dentro de los límites que da la cordura.
Qué cosa más tierna y emocionante, el soldado y la gata fueron «familia» en unas duras circunstancias.
trimbolera No he estado en un guerra, pero si en la mili, donde las 24 horas del día se era soldadito y allí seguramente me hubiera servido de mucha ayuda una mascota, perro o gato, para tratar de olvidarme de las injusticias que veía entre los superiores y que nos afectaban a la tropa.
Qué contraste de sentimientos, en medio de la guerra socorrer un gatito.
Así somos los humanos, contradictorios.
Magda Pero creo que tiene su lógica. Entre la cantidad de muertes que seguramente habría, es tratar de mantener con vida a un ser indefenso, incluso escaqueando leche condensada y carne enlatada de racionamiento, para que ese ser indefenso pueda vivir.
A mi no me parece bien que abandonara la gata al irse, si se adopta un animal es con todas las consecuencias y hasta el fin de los dias, no para entretenerse con un juguete y abandonarlo, no me hace ni pizca de gracia 🙁
Salud
Genín Tienes toda la razón en condiciones normales… pero ¿en una guerra? No se si habrás hecho la mili, allí te puedo asegurar que excepto que lo ocultes, no te dejan tener una mascota.
Si que hay algún caso excepcional como por ejemplo la cabra de la legión, por cierto en Zaragoza se les escapó en la Puerta del Carmen y se empezó a comer las flores.
A saber que fue de la pobre gatina, esperemos que no se haya topado con otro bestia que le disparara.
Calandra Seguro que la trataron bien y si el corresponsal Frank Praytor dice que la vio en un reportaje del «Chicago Tribune», habrá que creerle.
Darémoslo por bueno entonces.
Calandra Sea o no cierto no podemos hacer nada.
Feliz fin de semana.
El hombre es capaz de lo mejor y de lo peor al mismo tiempo.
Tawaki Efectivamente somos de lo más dispar, uno mata a la gata y otros dos adoptan a los gatinos que se habían salvado.
Una historia entrañable, como un islote de buenos sentimientos en medio de la guerra.
Una mirada… Y como una pequeña isla se queda en la vorágine de la guerra.