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George Washington, el presidente que no sonreía jamás
Numerosos son los retratos que le realizaron en vida a George Washington, primer Presidente de los Estados Unidos y uno de los Padres fundadores de la patria, pero en ninguno de ellos esboza sonrisa alguna ni parecía que tuviese intención de hacerlo.
Pero esa fama de ser un hombre que jamás sonreía en público no la había adquirido a raíz de su carácter serio y contundente que tantas biografías sobre su figura señalan que tenía, sino que la mayoría de historiadores coinciden en asegurar que se trataba más por una cuestión estética y no por el mal humor que solía caracterizarle.
Washington padeció desde bien joven de problemas dentales y a partir de los 22 años de edad empezó a perder piezas, llegando a los 56 años, en los que fue nombrado presidente, con tan solo un diente, por lo que tuvo que utilizar una dentadura postiza, la cual le causaba grandes dolores, además de deformarle la mandíbula.
A lo largo de muchísimo tiempo corrió como la pólvora una leyenda urbana que aseguraba que la dentadura postiza utilizada por el padre de la patria había sido realizada de madera, motivo por el que se estuvo avergonzando y no abría nunca la boca en público.
Washington tuvo problemas con sus dientes durante toda su vida. Perdió un diente adulto la primera vez cuando tenía veintidós años y solo le quedaba uno en el momento en que se convirtió en Presidente. John Adams afirma que los perdió porque los utilizó para romper las nueces de Brasil, pero los historiadores modernos sugieren que el óxido de mercurio, que le dieron para tratar enfermedades como la viruela y la malaria, probablemente contribuyó a la pérdida. Tenía varios juegos de dientes postizos hechos, cuatro de ellos por un dentista llamado John Greenwood. Contrariamente a la creencia popular, ninguno de los conjuntos estaban hechos de madera.
Las había que estaban hechas de metal y dientes de diferentes animales, pero la más famosa era de marfil de hipopótamo, obra del Dr. John Greenwood (la que se observa en la imagen). En ella había un agujero por la que asomaba el único diente que le quedaba (el canino inferior izquierdo).
Las piezas dentales de la prótesis la componían los dientes de animales como vacas, caballos o burros, pero también de dientes humanos. Según consta en un libro de cuentas de 1784, George Washington pagó 122 chelines por nueve dientes que pertenecían a esclavos que trabajaban en Mount Vernon, la plantación de su propiedad.
Otra de las dentaduras del presidente George Washington, es la que se observa en la imagen de la izquierda.
Actualmente, en el Museo Nacional de Odontología Dr. Samuel D. Harris, en Baltimore, se exponen varias de las dentaduras postizas que llevó a lo largo de su vida uno de los más importantes personajes históricos de los Estados Unidos, quien, a pesar de tan insigne puesto, no pudo esbozar ni una tímida sonrisa en público por culpa del terrible dolor que le ocasionaba la prótesis y la vergüenza que llegó a sentir por el hecho de llevarla.
Fuentes :
Wikipedia
Yahoo.es
University of Maryland School of Dentistry
Anda que si llega a pillar los tiempos de ahora se pasaría el día mostrando los piños.
Calandra Y enseñando los bolsillos vacíos de polvo y paja, ya que los precios pese a la crisis, van in crescendo.
Nos tienes informadisimos, y las fotos de las dentaduras todo un detalle, pero no me importaría si te las hubieses ahorrado.
Jesus De vez en cuando hay que ver la cruda realidad, pero siempre se tiene la opción a mirar para otro lado.
Pues si no podía sonreír, no se como hablaba.
Senior citizen Al igual que los políticos actuales cuando están cotilleando entre si, tapándose la boca para evitar que en los vídeos se pueda leer en los labios, por parte de los expertos, las burradas que están diciendo de sus oponentes… e incluso de los de su propio partido.
Uf! Ni se me ocurre ampliar las fotos, me he quitado hasta las gafas para no verlas. Pobrecillo que pena no poder sonreír. Bueno pues esta noche me puedo acostar tranquila que ya he aprendido lo de hoy. Un abrazo
Ester Yo también debería de poder acostarme con tranquilidad, pero esta entrada estaba preparada desde hace más de una semana, por lo que ya no recuerdo ni lo que dice.
Abrazos.
No sólo no sonríe sino que se nota lo apretada que tiene la boca. La verdad es que sufriría mucho, madre mía !!
trimbolera Las ciencias van cambiando poco a poco, ahora las hacen a la medida y no se distinguen del natural, solamente les hace falta hacerla a medida de todos los bolsillos.
Mira que meterse dientes humanos en la boca, puag, que asco…
Salud
Genín Dientes había de todo tipo, pero si por lo menos hubiera podido comer bien y sonreír un poco sin que se notara mucho…
Saludos
Vistas así las fotos, es sencillo suponer cómo lo debía pasar. Falta un dato: las prótesis de Washington estaban unidas, la gran mayoría, por una especie de bisagra a ambos lados, un resorte ariculado que unía la superior y la inferior para que no se desplazasen. Te puedes imaginar la tortura de llevar, además de «eso», unas bisagras dentro de la boca a ambos lados. Como para esbozar una sonrisa 😉
delokos Tienes razón, aunque posiblemente para comer brécol al vapor con patatas y champiñones no tuviera muchos problemas. Con respecto a las bisagras no quise poner la imagen, pero una de las dentaduras que tuvo era esta.