Hoy es festivo en Zaragoza capital, no así en los pueblos, por lo que para celebrarlo, os dejo con unos pasteles o roscón que imitan el número 5 (cinco). Los pasteleros aprovechan todas las celebraciones para vender más.
– Jubi y que celebramos?
La expulsión de las tropas carlistas por los propios ciudadanos que tuvo lugar el cinco de marzo en el año 1838, pero mejor no me repito y si lo deseáis os podéis enterar en esta entrada.
Buen provecho a todos.
Como me ha dado envidia de tus «cincos», me he tomado en el desayuno un pan de aceite con pasas por dentro. ¡Feliz fiesta!
Senior citizen ¿Ya estás contraatacando? Mira que saco el jamón entero para darte envidia.
– Jubi, que solo queda el zancarrón.
Calla chivato.
Que original, Jubi, nunca había visto un pastel con forma de número.
¿El tradicional es de nata o hay de más sabores?
Mmmm…
Magda La verdad es que yo tampoco, por eso hice la foto. Pero me han dicho que ya llevan varios años con este tipo de «roscón», los que yo he visto son de nata, pero seguro que en determinadas pastelerías los hay de varios rellenos.
No te relamas antes de tiempo, que como te toque la sorpresa, tendrás que pagar el numerico.
Saludos
¡Oye! Esos roscones conmemorando al cinco de marzo tienen muy buen aspecto, te lo dice uno que disfruta degustando esas cremas o natas envueltas en un atractivo embalaje de harina, leche, mantequilla… que al horno adquiere un aspecto de comprometedor envite. Vamos que esta incitando al personal, para que los devoren. Luego, tiene menos importancia lo que se festeja, qué más da, lo importantes es que esa autentica obra destinada a paladares con mayor o menor esquisitez, salga a la calle.
Frajayo Todos estos postres son deliciosos, lo malo es que te toque la sorpresa y antes de comerlos se haya quedado que, al que le toque paga.
Te digo esto, ya que en una celebración de Reyes o de San Valero no recuerdo, compramos un roscón enorme para celebrarlo en la oficina, pero hicimos hincapié en que al que le tocara la sorpresa, lo pagaba íntegro.
Poquito a poco iba desapareciendo el roscón y al final tuvimos una sorpresa, la «sorpresa» no apareció. Así que entre todos abonamos lo que costaba.
Más adelante, nos enteramos que un compañero, bastante rácano, se la había tragado para no tener que pagarlo (totalmente cierto, nos lo dijo en un momento de descuido).
Los pasteleros discurren y como también se come por los ojos …
<b< trimbolera Los pasteleros prefieren que paguemos y luego comamos como mejor nos plazca, con los ojos o con las manos.
Lo importamte de cualquier fiestón no es rememorar y/o reivindicar algún hito histórico… Quiá… Lo importante es el festival gastronómico, que por estos andurriales del norte nos gusta mucho llenar la barriga con buenos caldos, buenas carnes y postres sabrosones, ¿o no?
¿Hay algún cinco de esos relleno de crema…?
Una mirada… ¡Que razón tienes! Pero siempre tiene que haber una excusa para ponerse morado, un primer plato suavecito, por ejemplo, solomillo de cerdo ibérico con caviar de higo chumbo y de segundo algo muy ligero, se me ocurre una buena ración de ciervo guisado, para terminar con el postre, que nos recuerda… que tenemos que comerlo.
He preguntado en una pastelería y los «cinco» se encuentran también rellenos de crema pastelera y/o trufa. Claro que si te decides tarde se agotarán, ya que estas cosas se gastan en seguida.
Yo me lo pido de crema, y primero levanto un poco la parte de arriba para ver que no me toque la sorpresa… Feliz día!! Abrazos
Ligia Hay de crema, pero si levantas la parte de arriba te tocará pagar el roscón… digo el cinco.
Gracias, abrazos
Que buena pinta tienen…
A ver cuando llegan las elecciones y les echamos a estos con Rajoy a la cabeza, siempre legal y democraticamente que si no lo mismo vienen los rusos 🙂
Salud
Genín Yo me apunto el primero para echar a estos, a los otros y a los que se presenten, pero me niego rotundamente a expulsarlos a base de tartazos.
Saludos
Por poco me quedo sin probar esos cincos, menos mal que quedaba una ración.
Calandra Yo me he quedado sin ración de esos cinco, no me ha llegado ni la calderilla y es que mi mujer dijo que ella hacía una tarta de piña que nos íbamos a chupar los dedos y así fue. El próximo año, sin decirle nada compraré un cinco o un seis lo que corresponda.