Dedicado a Una mirada…
En un comentario en la entrada anterior (Si me quieres escribir…), Una mirada…, nos escribe un poema de Bertolt Brecht, musicado por el cantautor Adolfo Celdrán.
Bertolt Brecht, (Augsburgo, 10 de febrero de 1898 – Berlín Este, 14 de agosto de 1956), fue un dramaturgo y poeta alemán, uno de los más influyentes del siglo XX, creador del teatro épico, también llamado teatro dialéctico.
Adolfo Celdrán, (n. Alicante, 1943) es un cantautor, músico, poeta y autor teatral; fue miembro fundamental de la Nueva Canción surgida en Madrid en los años sesenta. Sus canciones dieron voz a los poetas en la España de la dictadura y la transición, cuando la poesía y las canciones socialmente comprometidas suponían un arma revolucionaria en la lucha por las libertades.
Voy con el poema :
Otra vez se oye hablar de grandeza (Ana, no llores, el tendero nos fiará). Otra vez se oye hablar del honor (Ana, no llores, no podemos comer ya). Otra vez se oye hablar de victorias (Ana, no llores, a mí no me tendrán). Ya desfila el ejercito que marcha (Ana, no llores, ya desertarán). |
General, tu tanque es muy potente, aplasta a cien hombres y arrasa el pinar. General, pero tiene un defecto: Necesita un hombre que lo pueda guiar. General, tu avión es poderoso, vuela como tormenta y destruye la ciudad. General, pero tiene un defecto: Necesita un hombre que lo pueda pilotar. General, el hombre es muy útil, puede volar, puede matar. General, pero tiene un defecto: Puede pensar. Puede pensar. |
Pues… muchas gracias.
El homenaje a esos dos hombres que empuñaron el arma más certera e incruenta: La palabra. Celdrán, afortunadamente, terminó haciéndolo libremente; Brecht, acorralado por unos y otros, fue obligado a morar en una prisión inmensa de la que huía gracias a su arrolladora creatividad.
Ese poema me gusta por su simpleza lógica: En todos y cada uno de nosotros -seres humanos impredecibles- se halla la capacidad de gritar ¡basta!.
Una mirada… Gracias a ti.
He estado leyendo que Brecht trabajó en Berlín como autor y director de teatro. Pero en 1933, Hitler se hace con el poder, por lo que la representación de la obra «La toma de medidas» fue interrumpida por la policía y los organizadores fueron acusados de alta traición y en mayo de 1933 todos sus libros fueron quemados por los nacionalsocialistas.
De él siempre he admirado que fue un espiritu libre que creía sin fisuras en un mundo diferente; salvo que los que se dividieron Europa se encargaron de demostrarle que ese mundo distinto no se lo dejarían ver jamás.
Una mirada… Desgraciadamente era una época, que a los espíritus libres los encerraban para que no pudieran volar evitando que otros le siguieran.