Google con un doodle nos llena la pantalla con la cara B del ADN descubierto por Rosalind Franklin y la famosa Foto 51, para celebrar el 93º aniversario del nacimiento de Rosalind Franklin
Rosalind Elsie Franklin (25 de julio de 1920 en Kensington, Londres – 16 de abril de 1958 en Chelsea, Londres) fue una biofísica y cristalógrafa inglesa autora de importantes contribuciones a la comprensión de las estructuras del ADN, los virus, el carbón y el grafito.
A Franklin se la recuerda principalmente por la llamada Fotografía 51, la imagen del ADN obtenida mediante difracción de rayos X, que sirvió como fundamento para la hipótesis de la estructura doble helicoidal del ADN en la publicación del artículo de James Watson y Francis Crick de 1953, y tras su publicación constituyó una prueba crítica para la hipótesis.
Más tarde, lideró varios trabajos pioneros relacionados con el virus del mosaico de tabaco y el poliovirus. Falleció en 1958 a causa de bronconeumonía, carcinomatosis secundaria y cáncer de ovario, minutos antes de que su último informe fuera leído en la Faraday Society.
Franklin murió prematuramente, de cáncer de ovario, en 1958 en Londres. Con toda probabilidad, esta enfermedad fue causada por las repetidas exposiciones a la radiación durante sus investigaciones.
Rosalind Franklin, la descubridora desconocida del ADN
Tres científicos obtuvieron el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1962 por su descubrimiento de la estructura del ADN. Diez años antes, la también científica Rosalind Franklin había conseguido fotografiar la cara B del ADN hidratado, la famosa foto 51, pieza clave para llegar a encontrarlo.
Las mujeres dedicadas a la ciencia han sido sistemáticamente obviadas, si no despreciadas, por la historia. Las instituciones, sus colegas masculinos y, lo que es peor, la sociedad en conjunto las han condenado a un injusto anonimato.
Rosalind Franklin constituye un claro ejemplo de ello. Poseedora de un inusitado talento para la física detectado por sus instructores a una edad temprana, a los 17 años decide ir a la universidad para estudiar Química, Física y Matemáticas. Entusiasmada por la ciencia, había escuchado a Einstein en una de sus conferencias, y decidió, tal y como éste proclamaba, poner su vida al servicio de ella… Sigue en la hemeroteca de la vanguardia.
No tenia ni idea.
Pobrecita, lo joven que murió…
Salud
Genín Siempre existen persona que se involucran excesivamente con sus descubrimientos y mueren a consecuencia de esa lealtad a la ciencia.
En cuantito que vi en Google el dibujito, me contuve y pensé, mañana lo leo en casa de Emilio. Un abrazo
Ester A punto de no publicarlo, incluso a punto de haber cerrado momentáneamente el blog, pero al final hoy, nos quedamos en casa.
Abrazos
La verdad que como dice Ester, yo relaciono las nuevas imágenes en google a buscar en tu blog… acción – reacción; y veo que no perdonas una!! Si te marchas fuera ya te puedes llevar el ordenador.
Muchas gracias, Co!!
Pablo Gendre Me lo llevo, pero como no tengo conexión a internet, para lo único que me sirve es para ordenar el ordenador… esto… hacer limpieza, y si hago alguna foto meterla en el ordenador y en ocasiones hasta me permito el lujo de preparar algún pequeño artículo, pero no siempre lo saco de la funda.
Espero que le llegue la ciencia infusa.
Saludos
Ahora hay mayor protección, pero, antaño, muertes por sobreexposición a elementos radiactivos y/o tóxicos no eran inusuales. Marie Curie y su hija Irène Joliot-Curie murieron, también, prematuramente debido a ello.
Una mirada… Efectivamente conocía esa historia totalmente real, hoy en día los métodos de protección son mayores, claro que en ocasiones son la propias personas las que se enfrentan a los peligros sin protecciones como es el caso del accidente nuclear de Fukushima.