Hoy, igual que me ocurrió hace tiempo, me he quedado en blanco.
Así que al igual que entonces, hago una pregunta, pero para saberla y poder contestarla, debéis de consultar el primer post en que me quedé sin ideas.
Evidentemente, si leéis los comentarios de aquella entrada, de hace seis años, conoceréis la solución, suponiendo que inicialmente no logréis leer el post.
Al que la acierte, se le regalará un bote de pintura negra. Me voy en blanco, igual que he venido.
¿Y donde está la pregunta?
Leodegundia La pregunta está hecha en la entrada anterior, tenía que haberme explicado mejor, ya se que tu conoces la opción de pasar el cursor del ratón por encima, habiendo presionado previamente el botón para leer el comentario.
El caballo es blanco y tenía cuatro patas, je, je. Me creí que te habías quedado «en blanco» con el post que te dedicó Guille (diosa de los infiernos) a cuenta de las adivinanzas de Leodegundia, ja, ja. Abrazos
Ligia Te agradezco que me digas que una persona, me ha dedicado una entrada, posiblemente si no me hubieras dicho nada, no me hubiera enterado, pero esa persona anteriormente se llamaba de otra forma.
Gracias a ti, he adivinado quien es.
Efectivamente, salvo que entonces fueran caballos especiales como los de ahora que en lugar de cuatro patas tienen cuatro ruedas y corren mucho mas, la solución es correcta.
Abrazos
«blancosobreblanco».
Ester Blanco sobre blanco y tiro por que me toca, correcto, pero la pregunta aunque se que la conoces no la he visto contestada. Así que no se si regalarte el bote de pintura negra o me lo quedo para pintar mi coche, que tiene muchos arañazos y así se notaría menos.
Abrazos
Es que no he podido encontrar la pregunta, con lo que me gustan a mí. Entro en el enlace «en blanco» y solo encuentro los comentarios. Y crei que la pregunta no era ninguna. Un abrazo porque si y otro por torpe
Ester Si entras en el enlace que dejo, aparentemente está todo en blanco pero…
Si pinchas y arrastras con el ratón verás lo que hay escrito, ese tipo de escritura, se llama con tinta invisible y es simplemente que se escribe con tinta blanca sobre papel blanco.
Creo que ya has aprendido otra cosa.
Abrazos en blanco, que para negro ya tenemos a Bárcenas y a… mejor lo dejamos.
Creo que te has quedado «en la nieve» más bien
Ajovin Con respecto a la nieve, este año está que se cae y nunca mejor dicho, aludes por el Pirineo y como el tiempo siga como hoy, 21º y llueva un poco, necesitaremos comprar una barca ya que el Ebro se nos va a llevar por delante, las cosechas de este año en muchos sitios ya se han perdido y las del año que viene por estar inundados los terrenos, más de lo mismo y desgraciadamente el Ebro subiendo.
Me da pereza, te perdono sin mas…jajaja
Salud
Genín Ignoro a que te refieres con la pereza, pero en mi caso, te puedo asegurar que me he acordado mucho de ti por el fallecimiento de una persona que todos conocemos, aunque precisamente para evitar hablar de ella, he publicado esta «cosa» que he llamado en blanco.
Saludos
Pues por eso, estoy un poco tocado muy a mi pesar porque yo no comulgaba con ese señor ni sus ideas, y mucho menos con la manera de gobernar el País, pero la verdad es que prescindiendo de todo, ver como se apaga la vida de un tipo tan vital a los 58 años, y como queda ese país, es tremendo…
Salud
¿Y como sabemos que el caballo blanco de Santiago era blanco? ¿Alguien lo ha visto?
Senior citizen Claro que lo he visto, yo era el mozo encargado de ensillar el caballo y Santiago me decía una y otra vez, «que quede limpio y blanco como la nieve en las montañas». Así que con blancor, mistol y devorolor me hacía fregarlo todos los días, para que estuviera limpio, reluciente y sin olor.
¡Menudas palizas, me daba yo todos los días!
Pues mira que era fino el tal Santiago… Con silla y todo. Tenía que haber cabalgado a pelo.
Una mirada… Eso lo hacía yo en Bailo con las yeguas o las mulas, con estas últimas no me atrevía a correr, pero con las yeguas… la de caídas que tuve y eso que iba agarrado con las dos manos a la crin, me caía encima de una aliaga, de narices cuando corrían cuesta abajo, de golpe cuando la yegua que llevaba agarrada del ramal se mosqueaba para espantase un tábano y yo salía disparado por un costado. En este último caso recuerdo, que la yegua trasera y una vez que yo estaba en el suelo me pasó por encima y con sus patas me llegó a pellizcar en la tripa, si hubiera pisado un palmo más atrás ahora no hubiera podido contarlo.