Había una vez un gorrión, que no le gustaba volar por los campos, en busca de alimento, prefería comer todos los días en una céntrica cafetería…
Estos días navegando por la red, he visto y he vuelto a recordar una historia que ocurrió hace años en el Café de Oriente en Madrid.
El protagonista era un gorrión macho, que todas las mañanas, desde hacía años, cruzaba la doble puerta acristalada del distinguido Café de Oriente, de Madrid.
Para entrar el gorrión, que era de los primeros en llegar, era capaz de determinar, según el número de personas que entraban o salían del local y en qué momento podría acceder al café atravesando el umbral de las dos puertas. Si entraba un solo cliente, una puerta se cerraba antes de abrirse la otra y el gorrión se podía quedar encerrado entre ambas, por lo que sólo entraba o salía cuando las dos puertas permanecían abiertas simultáneamente unos instantes.
Allí se pasaba el día, viendo reponer fuerzas a los comensales y esperando subido en los cuadros, en los salientes de las paredes o en los dorados de las lámparas, sin perder detalle de lo que pasaba abajo.
Cuando se percataba de que unos clientes, se levantaban de la mesa, volaba cual susurro que lleva el viento y casi sin que se diera cuenta nadie, empezaba a comer los restos de migas que quedaban en la mesa o en el suelo.
Una vez recogidas las migajas, volvía a su observatorio. Cuando tenía sed, lo tenía un poco más difícil, pero aprovechaba la pila con agua que se encontraba en el mostrador. Al atardecer y antes de cerrar el café, se iba a descansar en cualquier árbol que encontraba por los alrededores.
Que majo y que inteligente. Precioso vídeo.
trimbolera Los animales, suelen ser más inteligentes de lo que pensamos, lo malo es cuando se mezclan con el hombre y les hacemos adoptar nuestras costumbres.
Bonita entrada y precioso vídeo de una historia que fue curiosa mientras duró.
Me ha encantado. Abrazos saltarines
Ester Existen historias parecidas y en ocasiones sin necesidad de comida. En el garaje que tengo en Broto hasta hace un par de años cuando iba, siempre me encontraba un par de gorriones dentro, entraban por los agujeros que hay entre las tejas y las paredes, al principio no me importaba, hasta que haciendo limpieza de los tejados me encontré con casi dos carretillas de paja, plumas y pequeñas ramitas que hacían que al llover entrara el agua dentro, ahora procuro echarlos y hacen los nidos en los árboles de mi parcela, cosa que no me importa.
Abrazos
Me encantó el video, Jubi. Estas cosas me conmueven. ¿Vivirá todavía? Uno de los comentarios en Youtube dice que es una publicidad muy barata, pero no hay mejor publicidad que el boca a boca. Abrazos
Ligia Me alegro que te gustara. No, no vive, lo he leído en algún blog, y acabo de comprobar que la vida media de un gorrión en libertad suele ser de 7 años, algo más si lo encuentras joven y lo crías en semilibertad.
Abrazos
En un patio abierto, dentro de una gran superficie, en Masanasa (Valencia), hay un barecito con mesas, de «Cien montaditos», y allí no hay uno, hay montones en el alero del edificio, que repasan cada mesa, tan pronto terminan los clientes.
Jesús Efectivamente hay gorriones que aprovechan las migas que caen o dejan caer los comensales en los establecimientos al aire libre.
Un gorrión con buen gusto que sabe en donde se toma el aperitivo.
Leodegundia Posiblemente si hubiera estado más tiempo, por gestos le habría dicho al camarero que quería un croissant y de vez en cuando para variar un donuts y algún que otro churro. 😀
Vi el reportaje en la 2 hace tiempo, y pensé que esos animalillos también cagan, y supongo que mas de uno se habria tragado lo que no hubiera querido…jajaja
Salud
Genín ¿Y si se había adaptado tan bien que hasta para eso iba al baño?
Claro que igual aparecía una persona con un excremento en la cabeza y el resto de comensales, sabe Dios que es lo que pensarían. 😀
Saludos
Lo que no sabemos es como terminó la historia, cuando desapareció y supieron por qué.
Senior citizen Es muy difícil buscar las causas por las que dejó de acudir, aunque el sentir general (lo he leído en algún blog) es que falleció. Al fin y al cabo la vida media es de unos 7 años.
Los gorriones son listos. Mucho. En el bar donde desayuno -con terraza abierta por un lateral- se concentran varios gorriones que se acercan, por turnos, a recoger las miguitas que les dejo en el suelo, al ladito mismo de mis pies. Cuando hago como que no me he percatado de su presencia, revolotean hasta la mesa y de ella al suelo, como indicándome que están allí esperando su ración.
Una mirada… En Zaragoza también he visto algo parecido pero no recuerdo el sitio. Aunque sin ir más lejos en la residencia de la Romareda donde se encuentra mi madre, hay unos carteles prohibiendo echar comida a las palomas, pero hay residentes que hacen oídos sordos y les echan de comer, allí se concentran media docena de palomas, otros tantos gorriones y los inconfundibles pájaros negros que creo son estorninos, incluso en ocasiones las picarazas también se apuntan a la comida fácil.