5.- Donando sangre
Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad.
Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, que había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar solamente un instante antes de lanzar un gran suspiro y decir: «Si, lo haré, si eso salva a Liz.”
Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana estaba sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña.
Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa : «¿A qué hora empezaré a morirme?.
Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba.
Da todo por quien ames
Recibido por correo. Gracias Luis
Es fácil dar todo por las personas que amamos, lo difícil es dar aunque sea algo a los que no amamos.
Leodegundia Aunque el ejemplo es simplemente una suposición (no creo que sea cierto) para un niño pequeño, pienso que tiene que ser muy duro dar la vida por su hermana (al menos eso es lo que él pensó).
Me has hecho emocionar…
Salud
Genín Ya sabes que en este blog, tan pronto se ríe, como se llora, o nos enfadamos con los políticos, o se publican noticias curiosas.
Saludos
He vivido recientemente una experiencia muy contradictoria con el generoso tema de los trasplantes.
Acompañando a un amigo a diálisis, me cuenta otro enfermo con una gran alegría en sus ojos, que su hijo va a donarle un riñón. Interviene otro enfermo diciéndole que no lo debe consentir, porque si el día de mañana su hijo enferma, genéticamente, lo habrá condenado a muerte. Que un padre a un hijo siempre, pero un hijo a un padre nunca.
Me abstengo, pero me hace reflexionar muy intranquilo.
Que decisión mas difícil.
Jesus Una cosa es contar una anécdota, que presumiblemente no sea cierta como es este el caso y otra es vivirlo en un amigo.
La decisión verdaderamente es muy difícil, estoy con la segunda opción, la de una persona mayor a una más joven, en este caso de padre a hijo.
Un abrazo