Un campesino lleva su camioneta al pueblo y el mecánico le dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su granja, que no queda lejos.
En el camino pasa por la ferretería y compra un balde y un tarro de pintura. Allí, un vecino le entrega dos gallinas y un ganso que le debía.
Ahora nuestro granjero tiene un problema: cómo llevar todo a casa caminando. Mientras piensa cómo hacer, se le acerca una mujer y le pregunta cómo llegar a la granja de los González; el campesino le dice que va en esa misma dirección, y que si no tuviera que llevar esa carga la acompañaría.
La señora dice: -¿Por qué no pones la lata de pintura en el balde? Lo llevas en una mano; te pones una gallina debajo de cada brazo y llevas el ganso en la otra mano…
El granjero lo hace así y comienza a acompañar a la mujer. En un momento le dice: Conozco un atajo, que nos saca del camino principal, pero nos ahorramos un kilómetro.
La mujer lo mira con desconfianza y responde: Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me vas a llevar por el medio del campo, me vas a poner contra una tranquera y vas a abusar de mí?
¡Pero señora! Aun cuando quisiera, ¿cómo hago? Llevo un balde, una lata de pintura, dos gallinas y un ganso. ¿Cómo hago para apretarla contra la tranquera y abusar de usted?
Pones el ganso en el piso, lo cubres con el balde, colocas la pintura encima del balde, y yo te aguanto las gallinas…
Recibido por correo. Gracias Luis.
🙂 Esta mujer tenía solución para todo la muy picarona.
Jajajaja esta señora quien la ve, queria que le hicieran el mandado.