Creo que todos hemos oído la vuvuzela, aunque solamente haya sido al pasar por delante de un bar.
Es una especie de trompeta larga utilizada por los aficionados para animar a sus equipos, especialmente en el fútbol sudafricano. Suele estar hecha de plástico y el sonido que produce es similar al barritar de un elefante o al zumbido de una abeja.
Aunque el origen de la palabra vuvuzela es desconocido, podría derivar de la palabra vuvu, que en idioma zulú significa ‘hacer ruido’, o de un término sudafricano más coloquial, «baño de sonido». Originalmente se fabricaban con estaño y ya en 1978, para el Mundial de Argentina, se popularizó esta corneta en material plástico que resultó más barato y accesible para el público. Desde 2001 una empresa conocida como Masincedane Sport la empezó a comercializar en Sudáfrica.
Un estudio ha concluido que dicho elemento puede ocasionar serios daños al aparato auditivo de las personas debido al elevado nivel de intensidad de sonido que emite. A modo de comparación, el motor de un avión en marcha genera 120 dB (decibelios), y al momento de despegar 130 dB. Una vuvuzela ejecutada a corta distancia alcanza 127 dB.
Fuente : Wikipedia
Oigámosla aunque solamente sea un momento.
Ante este ruido yo me pregunto : ¿Por qué nos molesta el sonido de la vuvuzela?
Tocada en solitario y con pausa su sonido no es necesariamente estridente.
Una sola vuvuzela bien entonada recuerda al cuerno de caza, pero el sonido es mucho menos agradable cuando lo toca toda la afición futbolera al mismo tiempo, ya que el sonido se distorsiona y termina recordando más al barritar de un elefante.
El ruido tan fuerte se explica por su forma cónica y acampanada. Además de producir sonido a una frecuencia de 235 hercios, el instrumento crea armonías, es decir, sonidos múltiplos de la frecuencia original que van desde 470, 700, 940, 1171, 1400 y hasta 1630 hercios.
Nuestro sistema auditivo funciona como un sistema de alarma preventivo: escuchamos cambios repentinos a nuestro alrededor que indican peligro, y sin embargo, ignoramos sonidos que no representan ninguna amenaza. Cuando el sonido es tan alto como el de la vuvuzela, resulta imposible habituarse sin que resulte irritante.
Extractado de El Mundo
Pingback: BlogESfera.com
Pues no. No he oído aun el sonido de la vuvuzela, pero tanto estoy leyendo sobre ella que no voy a tener más remedio que encender la tele a las horas de partido.
Senior, quedarás encantada con el maravilloso sonido de la vuvucela, jaja, es como para sacar de quicio a cualquiera, aguantar un partido con vuvucelas de fondo es uno de los tormentos que hubiera usado Torquemada de haberlo conocido.
Jubi, supongo que a ti también te gustará mucho ¿no?
Buen fin de semana.
PAREN CON LA CORNETITAAAAAAAAAAAAAA.-CFK
Senior citizen No hace falta ver un partido par oír la vuvuzela, yo tampoco lo había oído, para ello he dejado 28 segundos de sonido sin limitaciones.
Además en un partido lo que hacen es bajar el sonido ambiente para que se pueda escuchar al locutor, pero sin bajarlo del todo para que se pueda escuchar el ambiente futbolero.
Leodegundia Si en la Edad Media se hubiera inventado la vuvuzela, no hubieran sido necesarios todos los tormentos físicos que se aplicaban a los condenados. Hubieran dicho si a todo antes que soportar este suplicio.
Un abrazo
jaos Unos tapones en los oídos suelen ser bastante efectivos, claro que con la vuvuzela, nunca se sabe…
Ya la he oído…. ¡¡Socorroooooo!!
Senior citizen NO TE OIGOOOO… LA VUVUZELA ME LO IMPIDEEEEE…
mira, me lo mandaron la semana pasada al mail:
LA PALABRA DEL DÍA
vuvuzela
La vuvuzela es el nombre de una corneta de plástico que ha cobrado fama mundial en el Campeonato del Mundo de fútbol de 2010 en Sudáfrica.
Hay quien afirma haberla inventado en los años setenta quitándole la cubierta de plástico a una bocina de bicicleta. La vuvuzela tiene un sonido que puede llegar a los 127 decibeles, un nivel que puede ser peligroso en los estadios de fútbol para los oídos sin protección.
El nombre del instrumento es onomatopéyico y significa, en lengua zulú, «hacer un sonido vuvu».
A pesar de su origen africano, este tipo de cornetas de plástico, que originalmente eran de cinc, se ha venido usando en los estadios mexicanos desde 1970.