Viene de aquí.
…Empezamos la subida, los rampas son de hasta un 20%, despacito, el Land Rover se iba portando bien, pero al llegar a unos 600 metros de la estación, la ventisca junto con la nieve había hecho desaparecer la carretera.
Por la parte izquierda un desnivel enorme, así que me arrimé a la derecha, pero el vehículo se negó a seguir, los bajos del coche y los dos diferenciales pegaban en la nieve y las ruedas giraban en vacio sin avanzar.
Con una tabla que llevábamos íbamos haciendo paso, pero al final desistimos y terminamos subiendo a patita, con una ventisca que se nos llevaba.
La avería del grupo electrógeno la solucionamos nada más llegar, el automatismo de subida de gas-oil del depósito nodriza enterrado en el suelo había fallado.
Llamada a Zaragoza: Comprobarnos todas las alarmas y decirnos si todo está bien.
Contestación: No hay ninguna alarma, decirnos la hora prevista de llegada.
Esto lo hacíamos cuando las condiciones de circulación eran extremas, para pasado ese tiempo salir con un vehículo o avisar a la Guardia Civil (entonces no teníamos radio en el coche para comunicarnos con la estación base y los móviles no existían)
– Nos quedamos a pasar aquí la noche, nos es imposible avanzar o retroceder os diremos algo cuando amanezca y veamos en que situación está el Land Rover.
En la estación entonces, solamente había café, coñac y un infiernillo, así que después de tomarnos nuestros carajillos nos dispusimos a dormir un rato, ya que había una cama plegable, pero era tan estrecha que se la cedí al compañero, con la indicación de que cuando se despertara me acostaría yo. No se despertó, o por lo menos yo no me enteré.
Mientras tanto en Zaragoza se había organizado la operación «Rescate», habían conseguido un quitanieves y un conductor para que a primeras horas de la mañana estuviera disponible. Según me decían mis compañeros de Zaragoza, los jefes no hacían nada más que llamar para ver si nos encontrábamos bien.
Por la mañana, me acerqué al Land Rover, estaba todo cubierto de nieve excepto la parte del conductor, así que lo arranqué y traté de moverlo, pero pese a que tenía una velocidad metida y el motor no se calaba, no se movía ni adelante ni atrás, yo pensé que algo se había roto, por lo que desistí y esperé a los de la operación «Rescate».
Cuando al final los oímos, venían con el quitanieves el conductor, un jefe, un experto en vehículos y un compañero, pero se encontraron con el mismo problema, el Land Rover en mitad de la carretera sin poderlo mover y el quitanieves no podía avanzar más, así que el experto se puso al volante y después de comprobar que el vehículo no se movía nos comentó que era por que el ferodo del embrague se había cristalizado con la nieve y el frio, al final el vehículo se caló, yo respiré pensando que no había roto nada.
El quitanieves echó marcha atrás hasta una curva, nuestro vehículo hizo lo mismo y mientras tanto el jefe nos había dado dos bocatas de chorizo o salchichón para que repusieramos fuerzas…
Claro que teníamos otro problema, había otra avería similar en Villarroya de la Sierra (por eso había venido el compañero) necesitaba el Land Rover y alguno de los dos tenía que acompañarlo para solucionar la avería, yo no me lo pensé mucho, decidí acompañarlo, esta vez como copiloto.
Reparamos la avería en Villarroya y nos volvimos a Zaragoza, habían trancurrido más de 30 horas desde que salí de Zaragoza.
Nota: La imagen corresponde al grupo electrógeno de Zaragoza, en realidad es un motor de camión, montado en el suelo y con muchos mas automatismos, acoplado a un alternador que suministra la tensión de 220 voltios.
Villarroya de la Sierra!, tengo una familia amiga de allí. Cate, en cierta ocasión, un vino de la cooperativa cuya madre tenía más de 120 años. Lo dicho solo se podía catar ya que si insistías los efectos eran demoledores.
Referente al trabajo, como ha cambiado todo.
Un saludo (tenemos una temperatura de -8° pero luce un sol explendido, me voy a pasear al bosque).
Te saludo
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🙂 En esas circunstancias no me extraña que pensaras que la naturaleza no era algo maravilloso, frío, hambre, sueño….
Y se queja la gente de ahora cuando tienen que trabajar. Acostumbrados a tirar de mólvil, ¿qué tal lo pasarían allá arriba en esas condiciones y sin poder pedir ayuda?.
Jaja, cuando te dije ¡A trabajar! sólo me refería a que no dejaras de escribir en el blog, no pensaba en labores tan duras e incómodas. Bueno, para compensar te otorgaré la medalla al trabajo ya que está claro que el gobierno no te la va a dar.
Feliz semana.
Y nos estás contando, amigo Emilio, un caso ocurrido en invierno. Imagino que, con tu trabajo, podrías contar muchas «aventuras» bajo más de 40º a la sombra, que también tiene su «cosa». La verdad es que los que hemos aguantado la extrema climatología aragonesa, podemos con todo. Por cierto, nombras Villarroya de la Sierra y no puedo evitar recuerdos que vienen a mi mente de veranos pasados allí -era el pueblo de mi abuela Rosa-. También nació allí, el gran tenor Bernabé Martí, que se casaría con la soprano Montserrat Caballé. En mi página (sección recuerdos), encontrarás una fotografía de este pueblo, que puede estar muy cercana a la época que cuentas en tu relato.
Menuda aventura, jubi. Yo viví una de esas de salir a trabajar porque va a ser un momento y volver un día más tarde a mi casa después de haber retransmitido el fin de un motín carcelario… pero ésa es otra historia. Ya te la contaré algún día.
Parece mentira que estuvieseis tan escasos de equipamiento ¿No? que menos que una radio para esas emergencias.
Alguna comodidad mas para esos casos tampoco se iban a herniar.
Los bocatas deberian ser o bien de jabugo, o de tortilla de patatas, amén de una botella (O dos) de buen Cariñena…jajaja ¿Que menos?
A mi el grupo, me parece una maravilla.
Salud, Genín
Dicen que los retornos suelen ser más agradables cuando compruebas que los amigos siguen al pie del cañon…
Bonito relato jubi, cuantas horas al calor de un buen fuego podrías «rellenar».
Nos vemos en el bloggellón, aunque llegaré tarde.
Bonito relato mi jubi.
Besitos frioleros
Eso si que es trabajar en condiciones extremas, y no ahora que nos quejamos si la calefacción está muy alta o muy baja, que somos unos quejicas….
Un beso
francisco El guarda que había hacía la limpieza de la estación siempre nos tenía preparados en una ventana un botijo con agua y una botella de vino de su cosecha. -8º donde andas?
Abedugu Creo que a todo se acostumbra uno, ahora volver a aquellos tiempos sería mas difícil. Eso de la medalla, es de oro o plata? Tiene compensación económica?, ya te mandaré mi cuenta en rojo para que me la trasformes en verde.
Feliz semana.
Rafael Castillejo Recuerdo otra «historieta»… una tromba de agua bloqueó la carretera de Barcelona, la autopista y la carretera de Farlete y Monegrillo, iba solo y tenía que llegar a la estación de Castejón de Monegros, al final lo conseguí yendo hacia Alcañiz y haciendo un quiebro en Pina de Ebro.
He visto las fotos de Villarroya en la de la izquierda la puerta negra que está al lado de la carretera, era un bar en donde solíamos parar, desde allí a lo alto de la estación 17 Km de camino forestal en muy malas condiciones.
Saludos
Lamia Yo creo que todos tenemos alguna aventurilla que contar, el jueves podría ser un buen día, para que me la contaras.
Saludos.
Genín A raíz de aquello se pidió para Codos y Villarroya latas de varios tipos, dos juegos de platos y cubiertos, así como algún cazo pequeño, además de leche condensada y galletas.
Para el Land Rover una pala pequeña, otro juego de cadenas, y mas adelante una radio que cubría todas las estaciones. Para el personal, un par de raquetas para la nieve y un equipo completo de invierno que nos lo iban renovando cada tres o cuatro años.
Saludos
luigis Podría contar muchas batallitas, pero prefiero no ser pesado y hablar de todo un poco. Nos vemos el jueves.
Saludos
terremoto-61 Entonces a mí no me pareció tan bonito, me gustan mas los tuyos.
Hablando de frio la temperatura en la estación era de 4º, cuando nos marchamos conseguimos que subiera hasta 8 ó 10 grados.
Un besito.
Apolonio Entonces el personal de Radio y todos los que salían a la carretera trabajábamos en esas condiciones. Un encargado en Huesca estuvo desaparecido toda la noche, también por culpa de la nieve. Se salió a buscarlo, se llamó a la Guardia Civil, a todos los hospitales de la zona y por la mañana nos dijo la G.C. que estaba en el Monasterio Moderno de San Juan de la Peña con el guarda y un buen fuego, la radio que tenía el guarda no se pudo utilizar hasta la mañana por falta de energía eléctrica.
Besitos