¡Hola soy Aemilius! El director de la muralla de Cartago…
¿Pero que dice este hombre, está loco?.
Perdón voy a exponeros la situación:
En el blog Mujeres de Roma, unos cuantos voluntarios hemos sido protagonistas de una historia en la que se entremezcla la realidad con la ficción.
Para el que no conozca el blog, está escrito por Isabel Barceló, que hace poco escribió un libro sobre Valencia y su provincia.
Ahora se nos ha pedido que publiquemos nuestras vivencias en aquellos inicios de la ciudad de Cartago.
Claro que todo no era mieles, recuerdo una conversación…
– ¿Aemilius? ¿Nuestro Aemilius? ¿El constructor de la muralla?
– Ese Aemilius, sí. No sé por qué te extrañas tanto – dice Karo.
– ¡Porque era un vejestorio…! – le respondo sin poder reprimir mi disgusto.
Bueno a lo que iba. En aquella época La ciudad de Cartago estaba situada en el territorio ocupado en la actualidad por Túnez. Fue fundada por los comerciantes fenicios de Tiro y, según la leyenda, por la princesa Dido (o Elisa), hermana de Pigmalión.
A mí se me contrató como chapucero que soy, para dirigir las obras de la muralla, con un sueldo de unos 2.000 euros que no estaba nada mal para esa época.
Mi primer problema fué la mano de obra, toda ella estaba ocupada en otras obras que decían ser más importantes «La Expo de Zaragoza 2008» sin ir mas lejos, pero bajo cuerda fuí contratando a personal sin papeles (La reina Dido me dijo que no me preocupara por los sindicatos que como protestaran los mandaría a primera línea a defender la incipiente ciudad)
Empezamos con cuatro piedras, pero gracias a los transportes existentes en aquella época (MRW, DHL y similares) se pudo completar una magnífica colección de piedras traidas de todo el mundo, para la construcción de la muralla.
Cuando fallaban los transportes, nos dedicábamos a la pesca y caza. Pescábamos muchas tortugas (si yo hubiera sabido entonces lo del cambio climático las hubiéramos dejado, que ahora el Mediterráneo está lleno de medusas y dicen que es por no existir suficientes tortugas para que se las coman, entonces no me llegaba la señal de televisión y mo me enteraba de casi nada).
Eso de la caza era otro deporte en auge, de vez en cuando entre los nuestros se oía:
«¡Axtérix yo ya llevo media docena de jabalíes»
Y la contestación no se hacía esperar «¡Obélix, deja alguno para los romanos, que están muy desnutridos»
Y poquito a poco la muralla se iba haciendo grande, enorme y según las últimas estimaciones hechas por hacienda (Wikipedia) se protegió por una triple muralla con «treinta yardas de altura y treinta pies de anchura» situada en el istmo, en la ciudad se distinguían dos zonas claramente diferenciadas:
La zona baja, que era la parte de la ciudad más próxima al mar, donde se encontraban el puerto comercial y el militar.
Y los puertos de Cartago: Estos conformaban los pulmones de la ciudad, y la convirtieron en emporio comercial. Unidos por un canal que permitía la navegación de puerto a puerto, fueron los más famosos de la Antigüedad.
Ahora le va a quitar la hegemonía el rio Ebro que lo van a hacer navegable.
¿Y de fotos qué?
Maño, en aquella época para cargar las baterías había que pedalear casi un día, y no me podía yo permitir el lujo de que uno de mis empleados se dedicara a ello en lugar de colocar piedras.
No se lo digáis a nadie, pero tengo un acunable… bueno… incunable en un papiro, que me lo cedió el escribano de la reina y lo podéis ver si pincháis aquí, y si lo hacéis otra vez lo veréis a tamaño natural.
¿Pero aún estáis aquí? No queréis saber como se fundó la ciudad de Cartago?
Coger mi cuadriga y visitar los artículos que LOS PERSONAJES DE LA HISTORIA DE DIDO ESTÁN HACIENDO
Isabel, un abrazo.
Ha quedado archidemostrado en este post que eras la persona idónea para dirigir las obras de la muralla: hombre cabal y maduro, con amplios conocimientos del mundo en general, y de lo que se cocía en Tiro y Cartago en particular, muy al corriente de los adelantos modernos y, sobre todo, con buen humor, lo que te hacía muy estimable a los ojos de los currantes. Y, pese a ser un vejestorio, hay por ahí quien presumía de ser hijo tuyo… Bueno, y que le echaste el ojo a una troyana y, por presumir delante de ella, hasta le explicaste la receta del pollo. En fin, Aemilius, que eres perfecto. Un abrazo muy fuerte y hasta pronto.
Admiro tu ingenio, Jubi, y tu sentido del humor. No se te resiste nada, ¡ni siquiera Cartago!.
Un abrazo.
Vaya pedazo de historia que nos has contado¡ Qué gusto ser capaz de imaginar una vida así
¿Pero bueno, tu que? siempre currando, ya te podian haber pedido opinion para mover el famoso puente sobre el Ebro. Despues de tantos años te conservas de maravilla. Yo tambien quiero ser un personaje en la obra de Isabel, anda tu que tienes influencia, pideselo porfa…..
Un beso, pero de los grandes.
🙂 No vale monín, además de ponerlo en tu blog, hay que enviárselo a Isabel para que lo publique en el suyo y todos sus lectores de la historia de Dido puedan seguir el relato de todos los personajes.
El relato es simpático, muy en tu línea. Felicitaciones.
Un abrazo
Genial… a mi me toca hacer de granado. Mañana mismo le dedicaré un ratito a escribir.
Gracias por las sonrisas.
Espléndida descripción de como se debe desarrollar la obra faraónica que pesa sobre tus espaldas. Dejas volar la imaginación y compones un cúmulo de espacios literarios donde la versatilidad y el fino sentido del humor son desencadenantes para dejarnos boquiabiertos.
Este Aemilius que se cierne entre la vetusta antigüedad y la más rabiosa actualidad en único asalto narrativo y sin solución de continuidad, bien merece un aplauso.
isabelbarcelo Creo que en un comentario tuyo me decias que el artículo lo podía publicar en mi blog.
He preferido que fuera así y enviarte algún posible lector, por ello no te lo he enviado por correo, pero lo puedes copiar si lo deseas ya que al no haber imágenes, creo que no tendrás problemas.
Además con los tiempos que corren mis caballos hubieran sucumbido entre tanta cuadriga con motor. No quiero ni pensar de Hispania a Carthage, pasando por caminos de peaje…
Un abrazo
Chela En ocasiones dejo volar mi imaginación y voy escribiendo lo que estoy pensando.
Un abrazo
Lamia Yo escribo muy lento, aprendí a escribir con el escoplo y el martillo en las piedras de la muralla. Si ves algún grafiti que dice «Amo a Laura», «Nos vamos a cazar» «Si alguien me busca que me llame al móvil» y cosas por el estilo, ese soy yo.
Un abrazo
Apolonio Esto de ahora no es currar, eso era antes: ¡Esa piedra que se te va a caer en la cabeza! ¡Yo ayudo que nos va a coger el toro y no vamos a acabar ni para la Expo!…
Apolonio, con Isabel no tendrás ningún problema, cuando nos vuelva a escribir otra saga por ejemplo «Las mujeres romanas en Marte, Miercole…»
te presentas, pero no digas que vas de mi parte, que entonces no te deja ni entrar.
Besitos
Leodegundia Yo por mi elevada edad (estoy en el último piso de un rascacielos) tengo bula y creo recordar que se me dijo que lo podía publicar en mi blog. Además el correo iba a valer un dineral, todo el post está escrito en las piedras de la muralla.
Un abrazo
Goathemala ¿Pero de qué tipo de ganado, de ovejitas, de gallinitas. de…? ¿Que he leido mal? ¿Qué es de Punica granatum?
Bueno si quieres te empiezo a ayudar : «Pequeño árbol caducifolio, a veces con porte arbustivo, de 3-6 m de altura, con el tronco retorcido. Madera dura y corteza escamosa de color grisáceo.»
Besitos, ya me he vuelto a perder.
Frajayo Gracias por tu aplauso, pero como soy muy tímido me estoy poniendo colorado como un tomate…
¿Un tomate? ¿quién habló de tomates? A la cazuela con los jabalíes, hasta que nuestras cosechas nos den los frutos que Aemilius con sus piedras nos está destrozando.
Saludos